La Navidad no siempre es sinónimo de calma para perros y gatos. Los cambios en el hogar, el aumento de visitas y la alteración de rutinas convierten estas fechas en un periodo de estrés para muchas mascotas. Estudios recientes señalan que, durante las fiestas decembrinas, una de cada tres protagoniza algún incidente doméstico, desde adornos rotos hasta árboles de Navidad volcados, reflejando cómo el entorno festivo impacta directamente en su comportamiento.

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Especialistas en comportamiento animal advierten que la llegada de invitados, los ruidos constantes y los objetos nuevos pueden detonar conductas inusuales. Además de las travesuras, se ha detectado un aumento de peso en perros y gatos durante esta época, provocado por la ingesta de sobras, dulces y la disminución de paseos o juegos. Muchos animales incluso optan por esconderse, una señal clara de que los cambios afectan su bienestar emocional.

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Las travesuras más comunes varían según la especie y el carácter: gatos que trepan o duermen en el árbol de Navidad, y perros que roban comida, arrastran manteles o mordisquean decoraciones. Expertos señalan que, en especial para los gatos, la Navidad transforma por completo su territorio, sumando estímulos visuales y sonoros que pueden resultar abrumadores.

Para reducir riesgos y garantizar unas fiestas seguras, se recomienda mantener rutinas estables, asegurar el árbol y los adornos, evitar objetos frágiles o tóxicos y restringir el acceso a alimentos peligrosos. Habilitar espacios tranquilos, reforzar la supervisión durante las visitas y conservar la actividad física diaria ayuda a que perros y gatos atraviesen la Navidad con mayor tranquilidad y seguridad.