Escribo Luego Existo: Carta a la tía Tecla
Doctor Sote
Querida tía.
Espero estés bien y nos envíes tus bendiciones. Recuerdo que naciste el 4 de marzo de 1929 y nos dejaste el 30 de junio del 2000. Son fechas significativas porque viste la luz junto con el Partido Nacional Revolucionario, abuelo del actualmente Partido Revolucionario Institucional. Y abandonaste esta terrenal vida sin tener la oportunidad de enterarte que ese invencible tricolor, a quien defendías diciendo “a ver, gánale al PRI”, “el inconmensurable”, “el partido nunca se equivoca”, “dios le dé eterna vida”, “yo nací en pañales de seda tricolores” etc. etc., lo echaron de la presidencia. No tuviste oportunidad de votar por última vez por el partidazo y te hubieras muerto –otra vez- de coraje al enterarte de que Vicente Fox ganó las elecciones. Bien me acuerdo que antes de tu funeral fuimos a votar.
Pero te tengo dos noticias, una buena y otra mala. La buena es que el PRI está más vivo que nunca. Volvimos al presidencialismo, a la adulación sin límites, un dios sexenal todo poderoso, al inquilino de Los Pinos, al tapado y a la cargada. La mala es que es con otro nombre. El PRI perdió sus patrióticos colores y ahora es pardo, digo, Moreno, digo, MORENA. Ya no se le llama presidencialismo sino 4ª Transformación del Humanismo Mexicano. El primer mandatario de la nación ya no pide que lo adulen porque él se halaga todos-los-días y los lacayos solo lo aplauden. Ya no vive en “Los Pinoles” sino en Palacio Nacional. Ahora no se llaman “tapados” sino corcholatas y el elegido por el primer mandatario de la nación dirá que la designación se lo debe al pueblo bueno y sabio mediante encuestas.
No te sorprenda que Manuel Bartlet y Napoleón Gómez sigan vigentes. Y eso es porque muchísimos priistas se fueron a MORENA y ahora, en vez de vivir en el exilio o en la cárcel, son héroes nacionales. Casi la mitad de los gobernadores de Morena estuvieron varias décadas en el PRI. Layda Sansores sigue viva aunque no lo creas. Si, a esa chamaquita que no le veías futuro. Y a sus 77 años escucha perfectamente llamadas telefónicas, en sus informes baila al ritmo del jaguar y escribe loas al presidente. Le dijo, entre otras cosas “siempre fuiste para nosotros, el guía, el líder, el libro, el poema…”
Pero ahora ese dios mortal tiene problemas para decidir sucesor. Él desea revivir el Maximato pero no sabe con quién. Claudia sería la indicada pero no tiene empuje, ni energía ni carisma. No le ha resultado repetir hasta los tosidos de su jefe para levantar su reputación. (López Obrador cuenta con una popularidad del 60% pero esta no es transferible a sus candidatos. La maestra Delfina apenas obtuvo 3 millones de sufragios de 12 millones posibles. A Guadiana en Coahuila le pusieron una arrastrada histórica). Adán Augusto López es su paisano, pero a pesar de sus 59 años parece más viejo. No tiene presencia ni gracia. Ambos son –hasta ahorita- incondicionales. Capaz que pierden la elección y será necesario un patriótico fraude. Y Marcelo, pues anda haciendo su luchita pero se ha rebelado, muy poquito, pero insubordinado al fin y al cabo. Él sí podría ganar sin problemas, pero siente que ya en la silla lo mandaría a su rancho.
Te recuerdo un chiste que tú contabas pero adaptado a los tiempos modernos. Dios llamó a Putin, Biden y AMLO a su presencia. Les permitió hacerle una pregunta. El líder ruso tomó la palabra “Dios mío ¿cuándo ganaré la guerra contra Ucrania?” Y el creador respondió “ni en cien años” Y Putin lloró. El gringo preguntó “Señor, ¿cuándo dejará de molestarnos Trump?” y el eterno dijo “ni cuando se muera” y Biden lloró. Fue el turno de López Obrador “Colega, ¿Cuánto tiempo gobernará la 4T?” y Dios lloró.
Como vez las cosas siguen como en tus buenos tiempos. Los de arriba decidiendo el futuro del país y el pueblo aprendiendo a bailar al ritmo que le toquen porque cada vez tiene menos participación. Y mejor te dejo descansar en paz.
Tu sobrino preferido
Malaquías Sinsan