El Arsenal firmó una noche histórica al eliminar al Real Madrid, vigente campeón de la UEFA Champions League, con un contundente global de 5-1, tras imponerse 1-2 en el Santiago Bernabéu y consolidarse como la nueva bestia negra del conjunto blanco en Europa.

Lejos de la épica, el Madrid volvió a naufragar ante un rival que lo superó en todos los sentidos. Bukayo Saka, tras errar un penalti en los primeros minutos, silenció al estadio con un gol en el 65′. Vinícius Júnior igualó dos minutos después aprovechando un error de William Saliba, pero la reacción fue efímera. El golpe definitivo llegó en el añadido, con Gabriel Martinelli sellando la victoria de un Arsenal maduro, valiente y preciso, que enfrentará al Paris Saint-Germain en semifinales.

La eliminación dejó al descubierto las carencias estructurales del equipo de Carlo Ancelotti, quien podría haber dirigido su última noche europea en el banquillo blanco. El equipo mostró garra, pero careció de fútbol, liderazgo y claridad táctica. Ni Mbappé ni Vinícius lograron conectarse, y los cambios llegaron tarde en un duelo que exigía otra respuesta desde el banquillo.

El misticismo del Bernabéu no bastó. Las individualidades quedaron eclipsadas ante un Arsenal compacto, inteligente y con nervios de acero. En una noche en la que el Real Madrid necesitaba inspiración, solo hubo impotencia, errores puntuales y una grada que terminó despidiendo con silbidos a sus estrellas.

La derrota supone más que una eliminación: apunta al fin de ciclo de un proyecto que ya no impone respeto en Europa. Mientras tanto, el Arsenal confirma su evolución bajo el mando de Mikel Arteta, firmando su segunda victoria en la historia en el Bernabéu y escribiendo otro capítulo de oro en su regreso a la élite continental.