El Barcelona afronta esta temporada con un plantel que, aunque sufrió pocas incorporaciones, se fortaleció estratégicamente para mantener su nivel competitivo. Tras conquistar la Supercopa de España, La Liga y la Copa del Rey el año pasado, el club aspira a repetir estos logros y soñar con la Champions League, un objetivo ambicioso pero plausible con las piezas clave añadidas.

La llegada del portero Joan García aporta seguridad bajo los tres palos. Su rendimiento supera al de Szczesny y, en condiciones normales, sería un serio competidor frente a Ter Stegen, cuya efectividad ha estado en declive previo a sus lesiones. En ataque, el fichaje de Marcus Rashford fue decisivo tras fallar las negociaciones por Nico Williams y Luis Díaz. Rashford, con 27 años y en un punto óptimo de madurez, ofrece potencia, velocidad y versatilidad, capaz de jugar tanto en las bandas como en la delantera, generando competencia directa a Lewandowski y alternativas sólidas para Ferran Torres.

Otro refuerzo prometedor es el sueco Roony Bardghji, quien deberá demostrar su calidad en el exigente contexto del Barcelona, tras destacar en el Copenhague. Sin perder su identidad ni estilo, el club apuesta por un colectivo sólido que mantiene el protagonismo de figuras como Lamine Yamal y Pedri, dos talentos sin sustitutos claros.

La salida de Íñigo Martínez, tras una de sus mejores temporadas y como referente defensivo, representa una baja sensible. Sin embargo, Ronald Araújo tiene la oportunidad de consolidarse como líder, con Eric García y Andreas Christensen listos para tomar protagonismo si es necesario. En conjunto, la plantilla azulgrana parece más fuerte y competitiva que la campaña pasada, reflejando la apuesta de Hansi Flick por un “monstruo” renovado que busca dominar en España y Europa.