El Barcelona salió derrotado del Clásico ante el Real Madrid con un marcador de 2-1 que apenas refleja las dificultades del equipo. El conjunto azulgrana mostró debilidad defensiva, falta de creatividad y un rendimiento muy lejos de su mejor versión, dejando en evidencia que la dinámica de las últimas semanas preocupa a Ronald Koeman y al cuerpo técnico.

Lamine Yamal, figura esperada del Barça, estuvo ausente en el partido. Tras superar problemas de pubalgia, el joven delantero se mostró fatigado y sin la chispa que lo caracteriza, limitado por la marca de Carreras y silbado cada vez que tocó el balón. La recuperación de su nivel, especialmente en labores defensivas y presión tras pérdida, se vuelve una prioridad para el técnico del Barcelona.

La defensa sigue siendo un dolor de cabeza. La baja de Íñigo Martínez desarmó la zaga y dejó al equipo expuesto frente a ataques veloces como los de Mbappé y Bellingham, quienes aprovecharon los desajustes para generar peligro constante. La presión mal ejecutada en el centro del campo y la mala ocupación de espacios permitieron al Real Madrid liquidar rápidamente las jugadas, dejando en evidencia la falta de coordinación del Barça.

A esto se suma la carencia de ideas ofensivas. A pesar de dominar la posesión en varios tramos, los azulgranas apenas generaron ocasiones claras. La única acción destacable fue un pase brillante de Lamine que Koundé no pudo concretar, reflejando la dependencia del equipo en momentos puntuales y la ausencia de talento diferencial para romper líneas defensivas.

Con esta derrota, el Real Madrid se escapa en la cima de LaLiga con cinco puntos de ventaja sobre el Barcelona, que deberá corregir errores defensivos, recuperar a sus figuras y encontrar soluciones creativas si quiere mantenerse en la pelea por el título.