El piloto mexicano Sergio “Checo” Pérez volvió a sentir la velocidad de la Fórmula 1 tras casi un año fuera de las pistas, al realizar una prueba especial en el histórico circuito de Imola, en Italia. El tapatío condujo un Ferrari SF-23 completamente pintado de negro, vehículo facilitado debido a que Cadillac, su nueva escudería para 2026, aún no cuenta con monoplazas propios para entrenamiento.

Esta sesión marcó su primera experiencia real en pista desde el Gran Premio de Abu Dhabi, última carrera que disputó antes de su salida de Red Bull. De acuerdo con Motorsport, el mexicano ya había trabajado intensamente en el simulador del equipo estadounidense, pero esta prueba representó un paso decisivo en su preparación de cara a su regreso oficial.

El acuerdo con Cadillac, que debutará como la nueva escudería número once de la parrilla, convierte a Checo en uno de los pilotos clave del proyecto que utilizará motores Ferrari. Además, compartirá garaje con el experimentado Valtteri Bottas, formando una dupla que genera altas expectativas para la temporada 2026.

La F1 regresará el 8 de marzo de 2026 con el Gran Premio de Australia, fecha en la que Checo buscará demostrar que su carrera aún tiene mucho más por ofrecer.