El GP de Singapur dejó una de las imágenes más insólitas del año: Charles Leclerc y Lando Norris protagonizaron un choque en plena calle de boxes, a baja velocidad, durante el segundo entrenamiento libre de la 18ª fecha del Mundial de F1. Lo sorprendente: ambos autos, capaces de alcanzar los 350 km/h, se tocaron apenas caminando por el pitlane, dejando un alerón roto y caras largas entre los protagonistas.

El incidente se produjo en un contexto caótico. La sesión sufrió dos interrupciones con bandera roja por los accidentes de George Russell y Liam Lawson, lo que redujo el tiempo de práctica a apenas 13 minutos al reanudarse. La presión por aprovechar cada instante hizo que los pilotos salieran apresuradamente, pero la cercanía de los boxes de McLaren y Ferrari provocó el conflicto. Norris circulaba delante de Oscar Piastri cuando Ferrari dio luz verde a Leclerc, quien no advirtió la presencia del McLaren y terminó chocando con él contra la pared del pitlane.

A pesar del choque, Norris restó importancia al incidente: “Le costó bastante dinero al equipo, es una pena”, comentó. Los comisarios de la FIA escucharon a ambos pilotos y a sus equipos antes de decidir que la responsabilidad recayó en Leclerc, multando a Ferrari con 10.000 euros, sin penalización deportiva. El comunicado oficial señaló que el equipo “juzgó mal la situación y dio instrucciones poco claras, impidiendo que Leclerc viera a Norris”, lo que provocó la colisión. Aun considerando una sanción más severa, finalmente se optó por una multa económica.