La Selección Mexicana comenzó con el pie izquierdo su gira veraniega rumbo a la Copa Oro 2025 al caer 4-2 ante Suiza. Más allá del marcador abultado, el encuentro evidenció aspectos que requieren atención urgente, pero también dejó señales alentadoras que podrían consolidarse con trabajo.

Uno de los puntos altos fue la conexión ofensiva entre Santiago Giménez y Raúl Jiménez. La dupla mostró un creciente entendimiento dentro y fuera del campo, aprovechando el esquema 4-4-2 propuesto por Javier Aguirre. “Nos comunicamos constantemente para anticiparnos a los defensores”, afirmó el ‘Chaquito’, destacando la sincronía que construyen partido a partido.

En cuanto al rendimiento individual, Mateo Chávez brilló como lateral izquierdo. Con apenas 18 años, el jugador del AZ Alkmaar sorprendió por su madurez táctica, aportando tanto en defensa como en ataque. El propio Aguirre lo elogió, señalando su proyección europea y equilibrio emocional: “Lo felicité. Es un muchacho espectacular, tiene los códigos claros”.

No obstante, en la zona defensiva persisten los problemas. México sufrió por errores individuales en la salida, particularmente en los costados. Emilio Lara no logró adaptarse como lateral derecho y Raúl Rangel cometió una falla que terminó en gol suizo. El técnico fue directo en su análisis: “Los cuatro goles eran evitables. En la primera parte parecía que se acababa el mundo”.

Este primer amistoso también sirvió para probar alternativas dentro del plantel. Nombres como Marcel Ruiz, Ramón Juárez y Efraín Álvarez tuvieron minutos clave en la búsqueda de un lugar rumbo al Mundial 2026. Para Aguirre y Rafa Márquez, el encuentro clarificó posibles piezas para el once titular en la Copa Oro.

La derrota ante Suiza es un llamado de atención, pero también una oportunidad para ajustar y consolidar. Con una delantera prometedora, jóvenes con potencial como Chávez y un cuerpo técnico dispuesto a corregir, México aún tiene margen para crecer antes de afrontar sus compromisos oficiales.