El 17 de julio de 1968, el mítico Pelé protagonizó uno de los episodios más insólitos en la historia del fútbol. Durante un partido amistoso entre el Santos de Brasil y la Selección de Colombia en el Estadio El Campín de Bogotá, el astro brasileño fue expulsado tras insultar al árbitro Guillermo “El Chato” Velásquez, quien no sancionó una falta evidente en su contra. Pero lo que parecía el fin de su participación en el encuentro, terminó en un giro inesperado: la afición exigió su regreso al campo, al punto de presionar a los organizadores para que expulsaran al árbitro y devolvieran a Pelé al terreno de juego.

Todo comenzó cuando el capitán del Santos, Lima, protestó con insultos un gol de Colombia y fue expulsado. Tras una violenta reacción del jugador, Velásquez se defendió con un gancho al hígado. Minutos después, Pelé fue derribado en el área sin que se marcara falta. Airado, respondió con una catarata de insultos en portugués, lo que le valió la tarjeta roja. La reacción fue inmediata: los jugadores brasileños agredieron al árbitro y la tribuna estalló en ira. Las más de 60 mil personas que acudieron para ver al Rey del Fútbol exigieron su reinstalación.

Ante el caos, los directivos colombianos tomaron una decisión inédita: obligaron a Velásquez a abandonar el campo y llamaron a Pelé desde el vestidor. El árbitro suplente, Omar Delgado, asumió el rol central, y desde la tribuna se habilitó a un juez de línea improvisado, Mario Canessa. El partido concluyó con un triunfo 4-2 para Santos, pero no sin consecuencias legales: varios jugadores fueron identificados por la agresión y el club brasileño tuvo que pagar una indemnización de 18 mil pesos y ofrecer disculpas por escrito.

Años más tarde, Pelé y Velásquez se reencontraron en un ambiente muy distinto. El astro brasileño lo invitó a Nueva York y posteriormente a Miami, donde incluso le quitó simbólicamente la tarjeta roja en un gesto amistoso. Pese al episodio violento, el árbitro colombiano continuó su carrera con éxito, participando en Juegos Olímpicos y la Copa Libertadores, e incluso fue parte del legendario “Partido del Siglo” entre Italia y Alemania en el Mundial de 1970.

Un episodio que, lejos de quedar en el olvido, confirma que la leyenda de Pelé también se escribió entre polémicas, carisma y la inquebrantable devoción de la afición.