El fútbol turco enfrenta una de sus mayores crisis tras revelarse un escándalo de apuestas que llevó a la Federación Turca de Fútbol (TFF) a suspender a 102 jugadores de distintas categorías. Entre los sancionados se encuentran 25 futbolistas de la Superliga y 77 de la segunda división, con castigos que van desde 45 días hasta un año de suspensión.

Las divisiones de tercera y cuarta categoría fueron suspendidas por dos semanas, aunque la TFF permitió que continuaran los torneos de la Superliga —liderada actualmente por el Galatasaray— y la segunda división. El caso ha puesto en alerta a todo el país, con más de 1,000 jugadores remitidos al Comité Disciplinario en el marco de la investigación.

Entre los nombres más destacados está Eren Elmali, defensa del Galatasaray y de la selección nacional, quien fue sancionado por 45 días tras admitir que apostó en un partido hace cinco años. También figura su compañero Metehan Baltaci, jugador de la selección sub-21, suspendido por nueve meses.

El presidente de la federación, Ibrahim Haciosmanoglu, declaró que su administración mantiene el compromiso de erradicar la corrupción y las prácticas poco éticas del fútbol nacional. “No retrocederemos en nuestro empeño de proteger el fútbol turco del escándalo, la decadencia y las relaciones corruptas”, afirmó, reiterando su intención de limpiar la imagen del deporte en Turquía.

El caso continúa en desarrollo y promete marcar un antes y un después en la historia del fútbol turco, que busca recuperar la credibilidad y transparencia ante los ojos del mundo.