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Gago, un ciclo breve y tenso en Boca que terminó con un superclásico letal

El ciclo de Fernando Gago al mando de Boca Juniors llegó abruptamente a su fin este 29 de abril de 2025, luego de la derrota 2-1 ante River Plate en el Superclásico disputado en el Monumental. Pese a que el equipo se mantenía líder del grupo A del Torneo Apertura y ya estaba clasificado a los octavos de final, el revés frente al eterno rival resultó determinante para que el Consejo de Fútbol decidiera su despido.

Gago asumió como técnico el 14 de octubre de 2024, con contrato vigente hasta diciembre de 2025. Desde su llegada, la gestión estuvo marcada por altibajos. Su estreno fue con una goleada en contra 3-0 ante Tigre, y recién en su quinto partido logró su primera victoria, un 4-1 ante Godoy Cruz en La Bombonera.

Durante su ciclo, Boca disputó 30 partidos, con 17 triunfos, 6 empates y 7 derrotas, anotando 44 goles y recibiendo 23, lo que le otorgó una efectividad del 63%. Sin embargo, más allá de los números, su etapa se vio debilitada por momentos clave: la eliminación en semifinales de Copa Argentina 2024 frente a Vélez tras remontar un 0-2 y perder 3-4, y sobre todo, la salida prematura en la Fase 2 de la CONMEBOL Libertadores 2025 ante Alianza Lima, donde Boca cayó por penales luego de ganar en la vuelta pero sin revertir el global.

El 2024 cerró con un rendimiento discreto, en el que Boca terminó sexto en la Liga y debió conformarse con el repechaje para clasificar a la Libertadores. En 2025, a pesar de algunas goleadas —como el 5-0 a Argentino de Monte Maíz por Copa Argentina— el equipo no encontró regularidad ni solidez en el juego. El liderazgo en el Apertura, que parecía consolidar el proceso, fue insuficiente ante una derrota tan simbólica como la sufrida contra River.

La crítica al planteo táctico en el Superclásico terminó de erosionar la relación con la dirigencia, que decidió poner punto final a un ciclo que, aunque tuvo momentos prometedores, quedó marcado por las eliminaciones internacionales, las fallas en instancias decisivas y una identidad futbolística que nunca terminó de cuajar.

Fernando Gago deja Boca con la paradoja de haber cosechado más triunfos que derrotas, pero sin el respaldo emocional ni competitivo que un club de semejante exigencia demanda.