Michael Jordan y la organización NASCAR cerraron un acuerdo que pone punto final al conflicto judicial por presunto monopolio, una disputa que amenazaba con transformar el modelo comercial de las carreras en Estados Unidos. El exestrella de los Chicago Bulls, junto con su socio Denny Hamlin, había acusado al organismo de imponer contratos de fletamento con condiciones excesivamente restrictivas para los equipos. Su abogado, Jeffrey Kessler, confirmó que el arreglo se logró “de manera positiva y beneficiosa para el futuro de la industria”.

La demanda, presentada en 2024 por 23XI Racing y Front Row Motorsports, sostenía que NASCAR limitaba la competencia a través de cláusulas de exclusividad, control desproporcionado de ingresos y obstáculos para acceder a las carreras. Ambos equipos habían perdido tres fletamentos durante el proceso legal, y el juicio —iniciado la semana pasada— apuntaba a un posible reordenamiento profundo en la estructura del automovilismo estadounidense si los demandantes obtenían el fallo a su favor.

Con el acuerdo, 23XI y Front Row recuperarán los fletamentos retirados, mientras que todos los equipos recibirán contratos permanentes y mayores beneficios en el reparto de ingresos, uno de los principales objetivos de la demanda. Jordan celebró el resultado al asegurar que el crecimiento del deporte depende de la sinergia entre equipos y organización. La disputa reflejó además las dificultades económicas de los equipos: según Hamlin, operar un solo auto en una temporada de 38 carreras puede costar 20 millones de dólares, sin incluir salarios ni gastos generales. De haberse prolongado el juicio, la corte incluso consideraba forzar a NASCAR a vender pistas o a su presidente, Jim France, a ceder parte del control del deporte.