En un giro sorprendente, el ex apoderado de la Cooperativa La Cruz Azul, Ángel Martín Junquera Sepúlveda, se ha visto envuelto en un escándalo que trasciende fronteras. Acusado de administración fraudulenta y lavado de dinero, el exdirectivo ofreció entregar un lujoso paquete de bienes, incluyendo 41 propiedades y un auto de carreras de colección, con la esperanza de esquivar una captura que podría definir su destino.

La controversia gira en torno a una suma exorbitante: 2,257.4 millones de pesos, el monto estimado del daño financiero causado a la cooperativa. La propuesta de Junquera incluye propiedades emblemáticas, como departamentos en el exclusivo One Thousand Museum de Miami, la opulenta torre diseñada por la arquitecta Zaha Hadid, además de inmuebles en zonas selectas de la Ciudad de México, como Santa Fe y Lomas de Chapultepec. En la lista también figura un Shelby Cobra CSX 4185, un auto de colección que simboliza no solo lujo, sino el alcance de los recursos empleados por Junquera.

Una narrativa de altos riesgos y lujos inalcanzables.

Desde el inicio de las investigaciones, Junquera ha eludido a la justicia, dejando a las autoridades con más preguntas que respuestas sobre la posible recuperación del daño causado a la cooperativa. Aunque en 2021 se firmó un acuerdo reparatorio, hasta la fecha, no se ha confirmado si la reparación económica ha sido cumplida en su totalidad.

El caso revela las profundas grietas en los sistemas de control financiero dentro de organizaciones de alto perfil. Además, plantea interrogantes sobre las estructuras legales que permiten que directivos acumulen bienes de alto valor mientras las organizaciones y comunidades que dependen de ellas enfrentan crisis económicas.


El caso de Ángel Junquera no solo pone en el foco la magnitud del desfalco en instituciones emblemáticas, sino que también evidencia los desafíos de combatir la corrupción y el abuso de poder. La resolución de este caso será crucial para sentar precedentes y recuperar la confianza en las instituciones.