Uruguay y Argentina han protagonizado una de las rivalidades más antiguas del fútbol mundial, con partidos cargados de tensión, polémicas y momentos históricos. A lo largo de los procesos eliminatorios para los Mundiales de Francia 1998, Corea-Japón 2002, Alemania 2006, Sudáfrica 2010, Brasil 2014 y Rusia 2018, se vivieron episodios inolvidables en el Estadio Centenario.

Uno de los más icónicos fue el espionaje de Marcelo Bielsa en 2001. El técnico argentino envió a un supuesto periodista a espiar un entrenamiento de Uruguay, lo que desató un escándalo cuando la policía lo detectó y expulsó del lugar. Bielsa se defendió asegurando que su colaborador solo buscaba información “legal y leal”.

Otro episodio candente fue el pacto de no agresión en 2005. En las Eliminatorias para el Mundial de Alemania 2006, Argentina, ya clasificada, perdió ante Uruguay 1-0, permitiendo a los celestes acceder al Repechaje. Las declaraciones de Diego Maradona, criticando a Chile y Colombia por depender de Argentina, avivaron las sospechas sobre un acuerdo entre ambas selecciones.

Pero si un partido marcó un antes y un después, fue el triunfo argentino en 2009 con Diego Maradona como entrenador. Con la clasificación en juego, Mario Bolatti marcó el gol que selló el pase de Argentina al Mundial de Sudáfrica 2010. Sin embargo, el foco se trasladó a la conferencia de prensa, donde Maradona insultó a sus críticos con frases memorables como “Que la sigan chupando”. Aquel partido también fue testigo de la agresión de Cristian “Cebolla” Rodríguez a Gabriel Heinze, lo que le costó una sanción que lo dejó fuera de la Copa del Mundo.

En 2013, la historia favoreció a Uruguay. Con un golazo de Edinson Cavani, los charrúa se impusieron 3-2 sobre Argentina, asegurando su boleto a Brasil 2014. Mientras tanto, en 2017, la visita de Jorge Sampaoli a Montevideo generó controversia por su maltrato a un sonidista, lo que terminó en un tenso enfrentamiento.

Estos duelos han sido más que simples partidos de fútbol: han sido batallas cargadas de historia, orgullo y emociones, que siguen alimentando una de las rivalidades más apasionantes del deporte.