Patrick Mahomes llega a su novena temporada en la NFL decidido a recuperar y superar su mejor versión. El mariscal de campo de los Kansas City Chiefs ha brillado en un campamento de entrenamiento que muchos consideran uno de los mejores de su carrera, destacando por pases profundos precisos, control absoluto del ritmo ofensivo y una conexión creciente con sus receptores. Tras un 2024 que calificó como “atípico”, Mahomes se ha enfocado en dominar cada repetición, perfeccionando su juego de pies y mejorando su colocación de balón, con el objetivo de devolver a la ofensiva de Kansas City su explosividad y temor en las defensas rivales.

El dos veces MVP ha dejado jugadas memorables en la pretemporada, incluyendo envíos milimétricos a Travis Kelce, Xavier Worthy e Isiah Pacheco, además de conexiones impecables con nuevos talentos como Tyquan Thornton y el novato Jalen Royals. Su entrenador Andy Reid ha reforzado la orden de atacar más en profundidad, y Mahomes ha respondido con pases que desafían coberturas cerradas, apoyado en una línea ofensiva renovada y más sólida que la del año anterior. El objetivo es claro: un juego aéreo más agresivo y letal, capaz de impulsar al equipo hacia un cuarto Super Bowl consecutivo.

Las estadísticas de 2024, marcadas por lesiones de compañeros, protección inestable y un tobillo lastimado, no frenaron su impacto: completó pases a 18 receptores diferentes y fue responsable del 72.5% de las yardas ofensivas del equipo. Ahora, con plena salud y un grupo más completo, Mahomes pretende aumentar su porcentaje de aciertos en pases largos, superar sus números anteriores y, sobre todo, recuperar la sensación de que cada envío suyo puede cambiar el rumbo de un partido. Su liderazgo, determinación y precisión auguran que la temporada 2025 podría ser una de las más espectaculares de su trayectoria.