El próximo enfrentamiento entre México y Costa Rica en la Copa Oro será más que un simple partido de fase de grupos. Además de definir al líder del sector, el encuentro enfrenta a dos estrategas mexicanos con historias y estilos contrastantes: Javier Aguirre y Miguel Herrera, quienes volverán a verse las caras luego de un único choque previo en 2021, cuando el “Vasco” se impuso con Rayados 2-0 sobre Tigres en un Clásico Regio.

La presión recae con mayor peso sobre la Selección Mexicana, no solo por su estatus como campeona vigente del torneo, sino por la fuerte crítica mediática que rodea cualquier traspié del equipo. Una posible derrota ante el conjunto tico, dirigido por Herrera, podría desatar cuestionamientos sobre el sistema táctico y la conducción de Aguirre, más aún al tratarse del primer rival exigente, en comparación con los anteriores compromisos ante Surinam y República Dominicana.

Para Costa Rica, en cambio, la derrota tendría un impacto menor. La escuadra centroamericana mantiene una ruta competitiva constante al disputar eliminatorias mundialistas, mientras que México, ya clasificado al próximo Mundial, carece de esa exigencia en su calendario. Así, la caída mexicana no solo afectaría el rumbo del torneo, sino que encendería las alarmas sobre la estabilidad del proyecto liderado por Aguirre, quien enfrentaría una presión inmediata antes siquiera de alcanzar los partidos decisivos.

En otro frente, Ángel Correa, delantero argentino del Atlético de Madrid, está cerca de reforzar a Tigres. A sus 30 años, el atacante ya habría cerrado un acuerdo verbal por cinco años con el club mexicano, aunque el traspaso aún no ha sido formalizado entre instituciones. La posible llegada del internacional sudamericano promete reforzar el ataque del conjunto regiomontano con una pieza de jerarquía europea.