La estrella brasileña Neymar enfrenta un momento crítico tras confirmarse que deberá someterse a una artroscopia en la rodilla izquierda, procedimiento necesario para sanar definitivamente la molestia que lo dejó fuera del reciente empate entre Santos e Internacional. Aunque la intervención es considerada sencilla, su recuperación lo dejaría fuera del cierre del Brasileirão, justo cuando su equipo lucha desesperadamente por evitar el descenso.

De acuerdo con información de ESPN, el problema “no es grave”, pero sí requiere cirugía. El club ha manejado el tema con absoluto hermetismo, al grado de que ni empleados ni parte del cuerpo técnico estaban al tanto de la evaluación médica. Mientras tanto, Neymar inició trabajos con el departamento médico para disminuir el dolor y probar un tratamiento alternativo que, en el mejor de los casos, le permitiría volver antes del procedimiento.

El panorama deportivo complica aún más la situación. Santos ocupa actualmente el puesto 17 con 38 puntos, en plena zona de descenso, y necesita desesperadamente a su jugador más determinante para los duelos ante Sport Recife, Juventude y Cruzeiro. Sin embargo, la recuperación tras una artroscopia toma alrededor de tres semanas, lo que prácticamente lo descartaría para todos esos encuentros.

La preocupación crece ante un escenario incómodo: este podría haber sido el último año de Neymar con el club. Su contrato vence en diciembre y, aunque ambas partes desean extenderlo, la continuidad depende de que el equipo permanezca en la primera división. Jugar en la Série B en pleno año previo al Mundial 2026 sería un golpe para sus aspiraciones con la selección. Desde su regreso, el delantero ha sufrido cuatro lesiones musculares y articulares que han limitado su participación, siendo la más reciente la hinchazón meniscal que lo sacó del duelo contra Mirassol.

El temor entre directivos y aficionados es claro: Neymar podría no volver a vestir la camiseta del Santos en lo que resta del año, e incluso haber jugado su último partido con el club. Con tres fechas finales cargadas de presión y rivales directos en la lucha por no descender, el futuro del ídolo paulista —y del propio equipo— pende de un hilo.