Oneil Cruz, el poderoso campocorto dominicano de los Piratas de Pittsburgh, escribió su nombre con letras doradas en los libros de historia de las Grandes Ligas este domingo. En el duelo frente a los Cerveceros de Milwaukee, Cruz conectó un cuadrangular que salió despedido del bate a 122.9 millas por hora, superando su propio récord y estableciendo el batazo más veloz registrado desde que existe Statcast, en 2015.

El cañonazo fue una explosión sonora en el PNC Park. La bola apenas tuvo tiempo de ser vista antes de salir del estadio, dejando al lanzador y a los jardineros sin reacción. El dato fue confirmado por la especialista Sarah Langs de MLB.com, quien certificó que se trata del batazo con mayor velocidad de salida jamás medido en la era moderna de estadísticas avanzadas.

A sus 26 años, Cruz no solo impone con su altura —dos metros exactos—, sino también con un swing que mezcla potencia y precisión como pocos en las Mayores. Este nuevo récord consolida su estatus como uno de los peloteros más temidos y espectaculares de la liga. Pese a lidiar con lesiones en temporadas pasadas, su capacidad para impactar el juego con un solo turno lo coloca en la élite del béisbol actual.

El jonrón de 122.9 mph no fue un golpe de suerte. Es resultado de trabajo físico, técnica pulida y una disciplina férrea. El swing de Cruz es una amenaza constante para los lanzadores rivales y un espectáculo garantizado para los fanáticos. Cada vez que se para en la caja de bateo, el estadio se detiene.

Este hito no es solo un número. Es una señal clara: Oneil Cruz ya es historia de la Statcast y apenas está comenzando su carrera. Si las lesiones lo respetan, lo mejor aún está por venir. Su bate, capaz de cambiar un juego en segundos, ya es una leyenda en desarrollo.