La cantera de Pachuca, una de las más prolíficas del fútbol mexicano, vio concluida en 2025 su histórica racha de once años con jugadores formados en sus filas brillando en la Primera División europea. Este ciclo, que inició en 2013 con la transferencia de Héctor Herrera al Porto, cerró con el regreso de Hirving Lozano a América, tras dejar su huella en Países Bajos e Italia.

Durante este periodo, los Tuzos lograron posicionar a ocho de sus jugadores en clubes europeos. Entre ellos, siete coincidieron simultáneamente en el continente, destacando como embajadores del talento mexicano.

Hirving Lozano, conocido como el ‘Chucky’, se convirtió en el referente más destacado. Tras debutar en 2014, emigró al PSV Eindhoven en 2017 por 13.90 millones de dólares. En su paso por Europa, conquistó la Eredivisie dos veces con el PSV y sumó títulos como la Serie A y la Copa de Italia con el Napoli. Ahora, en 2025, regresa a Norteamérica para unirse al San Diego FC en la MLS.

Entre los nombres que marcaron esta era, destacan:

• Héctor Herrera, primer exponente de esta generación en Europa, quien llegó al Porto en 2013. En nueve años, añadió títulos en Portugal y España con el Atlético de Madrid.
• Erick Gutiérrez, pieza clave del PSV durante cinco temporadas, donde levantó cuatro trofeos.
• Rodolfo Pizarro, quien tuvo un breve paso por el AEK Atenas antes de regresar al fútbol mexicano en 2024.
• Carlos Peña, quien probó suerte en Escocia con el Rangers, aunque sin consolidarse.
• Marco Bueno, campeón Sub-17 en 2011, y José Calero, quienes tuvieron experiencias limitadas en Finlandia y Portugal, respectivamente.
• Eugenio Pizzuto, que llegó al Lille de Francia como una gran promesa, pero no logró debutar en la élite.

El cierre de esta etapa también reflejó los desafíos que enfrentan los talentos mexicanos para mantenerse en las ligas más competitivas. La vuelta de Emilio Rodríguez del Celta de Vigo a Pachuca, tras un paso sin éxito por la filial española, y el regreso de figuras como Lozano y Pizarro destacan esta realidad.

Con esta transición, los Tuzos se enfocan en consolidar su cantera para un nuevo ciclo, manteniendo su compromiso de formar talentos que puedan brillar en el escenario internacional. La era dorada concluye, pero el sueño continúa.