Luego de su dolorosa eliminación en la Concacaf Champions Cup, los Pumas de la UNAM vivieron una noche larga y reflexiva en el vestidor del Estadio Olímpico Universitario, donde jugadores y cuerpo técnico sostuvieron una charla intensa que, lejos de fracturar al grupo, fortaleció su compromiso para lo que resta de la Liga MX.

Según fuentes cercanas al club, el equipo permaneció en las instalaciones hasta después de la 1:00 a.m., pese a que el duelo contra Vancouver Whitecaps finalizó antes de las 11:00 p.m. La reunión, encabezada por el técnico Efraín Juárez, provocó incluso que se retrasara su aparición en la conferencia de prensa, donde defendió el trabajo del plantel y rechazó etiquetar la eliminación como un fracaso.

“No tengo miedo a la palabra, pero no creo que haya sido un fracaso. El equipo luchó, intentó, y no tengo ningún reproche para ellos”, señaló Juárez. El entrenador también dejó claro que mantiene la fe intacta en sus dirigidos: “Duele un chingo, pero sigo creyendo en este equipo. Sale el sol y ahora toca preparar el siguiente partido en casa”.

Mientras la prensa esperaba en zona mixta, representantes de Concacaf advirtieron que el club podría recibir una sanción económica si al menos cinco jugadores no salían a declarar, como dicta el reglamento. Sin embargo, el grupo prefirió enfocarse en una conversación a puerta cerrada, que según las mismas fuentes, fue intensa pero respetuosa, y ayudó a reconstruir la confianza entre los elementos.

Con la competición internacional fuera del panorama, Pumas reorienta su objetivo hacia el play-in de la Liga MX. Actualmente ubicados en la décima posición con 17 puntos, aún tienen nueve unidades por disputar ante Juárez, Santos y Tigres, lo que podría permitirles escalar en la tabla y mantenerse en la pelea por el campeonato.

El mensaje es claro: en lugar de dejarse vencer por el tropiezo, los universitarios apuestan por la autocrítica, la unión y el cierre fuerte de torneo. En palabras de su técnico, “nadie se murió” y el sol vuelve a salir para Pumas.