Roger Federer celebra hoy 44 años, lejos de las canchas pero siempre presente en la memoria del tenis mundial. Retirado desde 2022, el suizo vive una nueva etapa, aunque su leyenda sigue viva en Basilea, su ciudad natal, y en especial en el Tennis Club Old Boys, el lugar donde dio sus primeros pasos con la raqueta.

Ubicado en el tranquilo distrito residencial de Bachletten, cerca de las fronteras con Francia y Alemania, este club casi centenario resguarda el espíritu del joven Federer, quien allí comenzó a forjarse como uno de los mayores talentos de la historia del deporte. Entre sus ocho canchas de arcilla se halla la Cancha Roger Federer, inaugurada en honor al 20 veces campeón de Grand Slam, y visitada por él mismo para recibir tal homenaje.

Los socios veteranos recuerdan que, en sus inicios, Federer no era el caballero mesurado que el mundo conoció después, sino un chico impaciente pero siempre simpático. Su talento precoz le permitió vencer a rivales mayores, despertando la certeza de que estaba destinado a algo grande. “Ese niño ya ganaba torneos contra jugadores dos años mayores”, rememora Martin Egeler, miembro del club desde hace medio siglo.

El lugar conserva trofeos, postales y recuerdos que cuentan su historia, incluyendo una copa ganada en 1992 como junior. Incluso guarda imágenes de la etapa en que Federer alternaba el tenis con el fútbol, disciplinas que compartían espacio antes de ser separadas por una reja.

Más allá de la nostalgia, Federer sigue vinculado al club, contribuyendo económicamente al proyecto de una cancha techada. El cariño entre el ídolo y su lugar de origen es mutuo: los socios se enorgullecen de saludarlo por su nombre cuando lo ven y atesoran felicitaciones enviadas por él en fechas especiales.

El Tennis Club Old Boys no es solo un club deportivo, sino la cuna de una leyenda que llevó el nombre de Suiza a lo más alto. Allí comenzó la historia de un niño que, con una raqueta en la mano, cambió para siempre la manera de entender el tenis.