Salah y su arrebato: un eco de la explosiva salida de Cristiano del Manchester United
El reciente arrebato de Mohamed Salah tras el empate del Liverpool ante el Leeds United encendió las alarmas en Anfield y recordó inevitablemente la salida de Cristiano Ronaldo del Manchester United. A sus 33 años, el egipcio atraviesa una evidente baja de nivel, pero eligió convertirse en noticia por sus palabras fuera del campo y no por su aporte deportivo. Al afirmar que el club lo “echó debajo del autobús” y que “alguien quiere que cargue con toda la culpa”, Salah replicó la misma estrategia mediática que Ronaldo usó antes de su ruptura definitiva con los Red Devils.
Aunque Salah ha sido una figura histórica para el Liverpool, sus números actuales distan de aquellos que lo llevaron a la élite: solo cinco goles en 19 partidos esta temporada y apenas nueve en sus últimos 33 encuentros. Arne Slot, presionado por los malos resultados, lo ha dejado en la banca por tercer duelo consecutivo, decisión respaldada por el bajo rendimiento del jugador más que por un conflicto personal. La molestia del delantero, sin embargo, parece apuntar a un supuesto “estatus ganado”, una idea que rompe con la regla básica del futbol de élite: la forma actual importa tanto como la clase.
La caída en su aportación goleadora no es el único factor. Sus conocidas limitaciones defensivas ahora pesan más debido a que nuevos fichajes como Isak y Wirtz tampoco han ofrecido solidez en la presión, revelando aún más las deficiencias del egipcio. Para un Liverpool falto de equilibrio, los errores de Salah en jugadas clave —como en las derrotas ante Nottingham Forest y Chelsea— se han vuelto demasiado costosos.
El paralelismo con Ronaldo es claro: cuando los goles desaparecen, el protagonismo mediático se vuelve un arma de doble filo. Las declaraciones de Salah no solo complican su relación con Slot, sino que podrían acelerar una salida hacia la Saudi Pro League, un desenlace que mancharía su legado en el club.
Salah sigue siendo una leyenda, pero su rendimiento reciente justifica el trato igualitario que hoy recibe. En su intento por reclamar protagonismo, el único que está colocándose “debajo del autobús” es él mismo.
