El fútbol tiene memoria, y para Sebastián Cáceres, defensor del Club América, el recuerdo de la final perdida ante Rayados de Monterrey en la Concachampions 2021 todavía pesa. En una conversación íntima con Miguel Layún durante el programa We Are Break Podcast, el futbolista uruguayo no pudo contener las lágrimas al rememorar el error que le costó el título a las Águilas.

El encuentro, disputado el 28 de octubre de 2021, se definió por una jugada desafortunada en la que Cáceres no logró despejar un balón en el área, dejándoselo servido a Rogelio Funes Mori, quien no perdonó y sentenció la victoria para Monterrey.

“Nunca había sentido esa presión

“Pasar ese momento… nunca había ido al psicólogo. Empecé a ir ahí, porque tampoco nunca había sentido la presión que se siente en un club como este y menos después de cometer un error así”, confesó Cáceres, visiblemente afectado durante la charla con su excompañero de vestidor.

“Yo sentía que se me estaba cayendo el mundo”.

El defensor reconoció que le costó más de un año superar el golpe emocional. Aunque siguió compitiendo, la herida seguía abierta cada vez que enfrentaba a Monterrey.

“Cada que jugaba contra Monterrey tenía como eso (fantasmas)… no se me iba. Estaba jugando un gran torneo y escuchaba o veía la fecha de ese partido, y nada me desconectaba”, relató.

Una confesión que humaniza al futbolista

Las palabras de Cáceres no solo revelan lo que implica el peso de portar la camiseta del América, sino también lo duro que puede ser el juicio del entorno futbolístico. El uruguayo se abrió emocionalmente para hablar de un tema que suele ser tabú en el deporte profesional: la salud mental.

Desde aquel error, el zaguero ha mostrado una evolución notable en su rendimiento, logrando recuperar la confianza y consolidarse nuevamente como titular en el esquema azulcrema. Pero, como él mismo admitió, el proceso no fue sencillo.

Apoyo del club y resiliencia persona

Cáceres también destacó el apoyo de su entorno y del propio Club América para salir adelante. Hoy, a sus 24 años, es un jugador más maduro, con experiencia internacional y con un mensaje poderoso para quienes transitan por momentos difíciles dentro y fuera del terreno de juego.

“Sí fue difícil. Toda la trabajé en mí. Tuve mucho tiempo, me costó, pero lo logré”.