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Fitch advierte: la recaudación no basta, México necesitará una reforma fiscal estructural

Pese al reconocimiento internacional por su disciplina tributaria, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta un futuro fiscal incierto. La agencia calificadora Fitch Ratings alerta que la estrategia actual de recaudación podría no ser suficiente frente a un entorno económico complejo y una agenda nacional cargada de desafíos estructurales.

Durante su participación en el Seminario anual de Fitch en México, Shelly Shetty, directora de análisis soberano para América Latina, reconoció los avances del nuevo gobierno en materia fiscal, pero advirtió que será inevitable abordar una reforma estructural si se busca sostener la salud financiera del país. México mantiene por ahora su calificación en BBB- con perspectiva estable, aunque el panorama a mediano plazo exige decisiones profundas.

La administración de Sheinbaum ha sido elogiada por su eficacia recaudatoria, especialmente en el fortalecimiento del Servicio de Administración Tributaria (SAT). “Ha habido un éxito notable en la administración tributaria”, señaló Shetty, lo que ha permitido mantener un equilibrio en las finanzas públicas sin incrementar impuestos en lo inmediato.

Sin embargo, esta estrategia muestra signos de agotamiento. Fitch advierte que depender exclusivamente de medidas administrativas para sostener los ingresos públicos no será viable en un contexto de desaceleración económica, donde se proyecta una contracción del PIB de 0.4% para este año. Aunque ese pronóstico podría ajustarse al alza debido a factores externos positivos como un repunte en EE.UU., la incertidumbre sigue siendo alta.

Los retos no se limitan al frente económico. La calificadora subraya riesgos adicionales como la revisión del T-MEC en 2026, las tensiones migratorias con Washington y, en el ámbito interno, la reforma al Poder Judicial. Todos estos elementos podrían impactar la inversión y el crecimiento económico de México.

En particular, la situación financiera de Pemex se mantiene como una amenaza latente. El peso fiscal que representa para el Estado, junto con los altos niveles de endeudamiento —cercanos al 6% del PIB, según Fitch—, añaden presión a un presupuesto federal cada vez más comprometido.

“El gobierno hereda una situación fiscal compleja”, apuntó Shetty, sugiriendo que la administración actual deberá tomar decisiones impopulares pero necesarias. Entre ellas, una reforma fiscal estructural que no solo garantice ingresos sostenibles, sino que también reduzca la dependencia de ingresos petroleros y fortalezca la progresividad del sistema tributario.

La expectativa de que el nuevo gobierno mantenga su compromiso con la estabilidad macroeconómica ha sido clave para conservar la confianza de los mercados. Sin embargo, esa estabilidad podría verse erosionada si no se amplía la base fiscal del país.

Las condiciones actuales representan una ventana de oportunidad. Con una mayoría política y un bono de legitimidad democrática, Sheinbaum podría impulsar una reforma que otros gobiernos postergaron. El dilema será político: ¿puede hacerlo sin afectar su popularidad?

La solidez fiscal de México se encuentra en una cuerda floja. Aunque el gobierno ha demostrado habilidad para administrar recursos, las advertencias de Fitch colocan en el centro del debate la necesidad de una reforma fiscal de fondo. El verdadero desafío será equilibrar la responsabilidad financiera con el capital político disponible.