Turbulencias en el gabinete: Ebrard enfrenta conflictos internos y externos
Marcelo Ebrard atraviesa una semana turbulenta. El lunes se ausentó de un foro empresarial en Monterrey y, a las pocas horas, aparecieron imágenes suyas en redes sociales paseando por Tokio, lo cual debió aclarar rápidamente como un viaje vacacional, en un sexenio que recién comienza.
El secretario de Economía también enfrenta una intriga interna con la salida de Jorge Islas de su cargo de coordinador de consulados de América del Norte en la Cancillería. Islas, hombre de confianza de Juan Ramón De la Fuente, dejó su oficina tras una serie de denuncias por supuestos maltratos por parte de empleadas del servicio exterior y activistas, situación que requirió incluso un llamado de atención de Claudia Sheinbaum.
Ebrard cree que detrás de esta maniobra estuvo el coordinador de América del Norte, Roberto Velasco, quien no habría aceptado perder el control de los consulados en Estados Unidos y Canadá a manos de Islas. Según fuentes cercanas al secretario de Economía, Velasco operó con activistas y editores de diversos medios de comunicación para descarrilar a Islas.
La relación entre Ebrard y Velasco se deterioró cuando el primero dejó la Cancillería y Velasco no aceptó seguirle los pasos a una campaña que, como se susurraba en ese entonces, estaba condenada al fracaso, al menos dentro de Morena. Andrés Manuel López Obrador, que nunca recompuso su relación con Ebrard, valoró el gesto de Velasco, lo que lo ha mantenido como un funcionario transexenal.
Esta semana, Ebrard también enfrentó otro golpe sutil: la designación de Jorge Gaviño en la secretaría del IMSS. Cuando ocurrió la tragedia de la Línea 12, Gaviño hizo circular un dossier explosivo contra Ebrard por su presunto papel en el drama, que solo pudo resolver la intervención directa de Carlos Slim.
El regreso del canciller de su paseo por el extremo Oriente lo espera con otro desafío de magnitud: cuál será su papel en el gabinete si Donald Trump regresa a la Casa Blanca. Ebrard públicamente se dice listo para renegociar el T-MEC con los republicanos, pero en el oficialismo siempre aparecen carreteras secundarias.