La situación en Venezuela es seguida con cautela en Palacio Nacional. Tanto el mensaje calculado de Andrés Manuel López Obrador como el saludo mesurado de la canciller Alicia Bárcena reflejan la delicada situación en el país sudamericano. Para el gobierno que se va y especialmente para el que viene, los acontecimientos de las próximas horas pueden ser determinantes.

Si se confirma que la elección fue fraudulenta, Venezuela podría enfrentar un mayor aislacionismo y sanciones económicas que afectarían su estabilidad y podrían generar un descontrol migratorio hacia la frontera de México con Estados Unidos. Además, si Donald Trump regresara a la Casa Blanca en noviembre, el escenario podría volverse aún más dramático, considerando que algunos de sus asesores abogan por una operación militar en Venezuela.

Aunque actualmente el flujo de personas hacia la frontera parece estar contenido, en el pasado mes de diciembre, el número de migrantes llegó a alcanzar las 10,000 personas diarias, siendo haitianos y venezolanos los más afectados. Una clave importante mencionada en Palacio Nacional es la presencia de Chevron en Venezuela, que opera con la estatal PDVSA y tiene permiso de Washington. La pregunta ineludible es si esta empresa, cuyos altos ejecutivos tienen acceso directo a Trump, podría influir en un eventual gobierno del magnate.

El presidente López Obrador mantiene un equilibrio notable. Aunque algunos en su entorno quisieran que proclamara el triunfo de Maduro, él prefiere evitar conflictos con Washington en relación a Caracas, especialmente en este momento en que el clima está enrarecido por el arresto de Ismael Zambada. Además, existe un factor personal: López Obrador no avala que Maduro proscríba a tantos opositores. Para él, el valor de Hugo Chávez radicaba en competir abiertamente con los opositores, mientras que Maduro opta por encarcelarlos o expulsarlos del país.

En el equipo de transición, el presidente Gabriel Boric ha sido un modelo a seguir al declarar rápidamente que los resultados de la contienda no son creíbles. La situación en Venezuela sigue siendo motivo de preocupación a nivel internacional, y la incertidumbre persiste mientras se espera un recuento transparente y verificable de los votos