Marcos Herrería, el director de administración de Pemex se puso al frente esta semana del complejo panorama de deuda que tiene la empresa estatal para este 2023 y el año que entra. Los vencimientos del 2023 rondan los 10000 millones de dólares mientras que el año que viene trepan a 9000 millones.

Herrería se reunió toda la semana con el ejecutivo del sector petrolero a quienes le anticipó una interrupción contundente de pagos a proveedores con la finalidad de reunir parte del pasivo que se debe cancelar este año. Una constante de este sexenio.

En las reuniones Herrería reconoce que el drama de deuda se complementa con un escenario peor de lo esperado en producción de hidrocarburos. El directivo admite que esta ronda el millón y medio de barriles por mes (la más baja en décadas) y que se mantendrá en ese escalafón a pesar de las palabras de optimismo de Octavio Romero que habla de 1.800.000 barriles mensuales.

Detalle no menor: en la retórica del directivo está muy presente que Dos Bocas no funcionará en plenitud en breve y que el destino de la refinería es el de funcionar como terminal de almacenaje. Remata su análisis con un enigma: «y aún en caso de funcionar, ¿Quién va a querer comprar el crudo de Dos Bocas cuando en el exterior es más económico?».
Herrería contempla, una renegociación de los pagos a los tenedores de deuda, un proceso que se realizará con un banco extranjero y en el que participa Rogelio Ramírez De la O.

En diferencia los proveedores descartan mecanismos de canjes como el del año pasado por aproximadamente 1400 millones de dólares y en el que Citigroup fue el ente colocador. Herrería desliza que este año no habrá innovaciones de ese tipo.

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