Trump amenaza a Irán y desata una nueva escalada en Medio Oriente
Por Redacción Internacional
Washington–Teherán–Tel Aviv. La tensión entre Estados Unidos e Irán alcanzó un nuevo punto crítico luego de que el presidente Donald Trump afirmara públicamente que conoce la ubicación exacta del líder supremo iraní, Ali Jameneí, a quien calificó como un “blanco fácil”. Aunque aseguró que no planea eliminarlo “por ahora”, su mensaje en Truth Social fue claro: “¡Rendición incondicional!” y “tenemos control total sobre los cielos de Irán”.
La declaración, que llega en medio de una ofensiva israelí sin precedentes contra instalaciones nucleares iraníes, ha encendido las alarmas en la comunidad internacional. Más de 50 aviones de combate israelíes bombardearon centros de producción de centrifugadoras en Karaj y Teherán, destruyendo infraestructura clave del programa nuclear iraní. El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) confirmó impactos directos incluso en instalaciones subterráneas de Natanz.
En respuesta, la Guardia Revolucionaria iraní lanzó misiles hipersónicos Fattah-1 hacia Israel, asegurando haber “sacudido los refugios” en Tel Aviv y ganado “control total sobre los cielos de los territorios ocupados”. Aunque no se han confirmado daños materiales, el simbolismo del ataque es contundente: Irán ha cruzado una línea tecnológica y estratégica.
Desde Teherán, Jameneí respondió con firmeza: “Esta nación nunca se rendirá. Cualquier intervención militar causará daños irreparables a Estados Unidos”. En un discurso televisado, denunció la “retórica absurda” de Trump y advirtió que la participación estadounidense solo agravará el conflicto.
Mientras tanto, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, justificó la ofensiva como una acción preventiva para frenar el desarrollo de armas nucleares por parte de Irán. “Un Irán nuclear es una amenaza existencial para Israel”, declaró.
La comunidad internacional, desde Moscú hasta Bruselas, ha pedido contención. Rusia advirtió sobre el riesgo de una “catástrofe nuclear a gran escala” y la ONU convocó a una sesión de emergencia. Sin embargo, en Washington, Trump abandonó anticipadamente la cumbre del G7 y convocó a su Consejo de Seguridad Nacional, dejando claro que no busca un alto al fuego, sino “algo mejor”.
Análisis: ¿una guerra inevitable o una estrategia de presión?
La retórica belicista, los ataques cruzados y el uso de armamento avanzado como misiles hipersónicos y bombas antibúnker han transformado un conflicto latente en una confrontación directa. La pregunta ya no es si habrá una escalada, sino hasta dónde llegará.
En este tablero de ajedrez nuclear, cada movimiento parece diseñado no solo para ganar terreno militar, sino para enviar un mensaje político. Y en ese juego, la línea entre la disuasión y la provocación se vuelve peligrosamente delgada.