Trump contradice a su directora de Inteligencia y reaviva temores sobre Irán: “Están muy cerca de tener la bomba”
En una nueva muestra de tensión interna, el presidente Donald Trump desacreditó públicamente a su directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, al afirmar que Irán está a punto de construir un arma nuclear, pese a los informes oficiales que sostienen lo contrario.
Durante una rueda de prensa improvisada en el aeropuerto de Morristown, Nueva Jersey, el presidente Trump declaró que “mi comunidad de inteligencia está equivocada” al evaluar que Irán no está desarrollando un arma nuclear. La afirmación contradice directamente el testimonio de Tulsi Gabbard ante el Congreso en marzo, donde aseguró que no existía evidencia de que Teherán hubiera reactivado su programa armamentista suspendido desde 2003.
La controversia se produce en un momento de alta tensión en Medio Oriente, con Israel intensificando sus ataques sobre territorio iraní y la comunidad internacional intentando contener una escalada bélica. Trump, alineado con el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu, advirtió que Irán podría tener una bomba “en semanas”.
“Estamos en la misma página”, dijo Gabbard a CNN, intentando minimizar la contradicción.
“No me importa lo que ella dijo”, replicó Trump a los periodistas, reafirmando su postura.
• Según el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Irán posee suficiente uranio enriquecido para fabricar varias bombas si así lo decide.
• Una encuesta de The Economist/YouGov reveló que solo el 37% de los estadounidenses aprueba la política de Trump hacia Irán, mientras que el 60% se opone a una intervención militar.
• El informe de inteligencia de marzo indicaba que el líder supremo iraní no ha autorizado la reactivación del programa nuclear.
La ruptura entre Trump y su jefa de inteligencia recuerda episodios similares de su primer mandato, cuando desestimó evaluaciones sobre Rusia y Corea del Norte. Gabbard, excongresista demócrata convertida en aliada de Trump, fue nombrada pese a su limitada experiencia en inteligencia. Su nombramiento fue visto como un gesto de lealtad más que de competencia técnica.
La desautorización pública de Gabbard no solo debilita la credibilidad institucional de la comunidad de inteligencia, sino que también plantea dudas sobre la coherencia estratégica de la administración Trump. Mientras el presidente insiste en una amenaza inminente, sus propios funcionarios sostienen que no hay evidencia concluyente. Esta disonancia podría tener consecuencias graves en la toma de decisiones militares y diplomáticas.
Además, el uso político del miedo nuclear recuerda los errores de la invasión a Irak en 2003, cuando se justificó una guerra con base en información falsa. La historia parece repetirse, pero con nuevos protagonistas y viejas tácticas.
Nada como una buena contradicción presidencial para empezar el fin de semana. Mientras la directora de Inteligencia intenta explicar que no hay bombas, el presidente ya está buscando el botón rojo. Porque claro, ¿quién necesita evidencia cuando se tiene intuición geopolítica y un micrófono?
