Tras semanas de tensión por operativos de inmigración en sectores industriales, hoteleros y agrícolas, el presidente Donald Trump ordenó la suspensión parcial de redadas de ICE, reconociendo que la medida estaba afectando la actividad económica. La decisión busca mesurar el creciente malestar social en Estados Unidos, donde miles de personas han salido a las calles en rechazo a las políticas migratorias del gobierno.

Según un informe publicado por The New York Times, la administración republicana admitió que las redadas estaban perjudicando la producción agrícola y la estabilidad en hoteles y restaurantes. En un correo dirigido a agencias federales, Trump estableció que todas las operaciones de cumplimiento de la ley en estos sectores quedaban suspendidas, aunque aclaró que investigaciones por trata de personas, lavado de dinero y tráfico de drogas seguirían en curso.

El General Mayor Scott Sherman confirmó que las fuerzas armadas dejarán de participar en los operativos de aplicación de la ley y que el despliegue de más de 4,700 efectivos será restringido únicamente a actividades de vigilancia en frontera. La retirada de elementos militares de los operativos supone un cambio significativo en la estrategia migratoria, pero no ha logrado apaciguar la ola de protestas que ha sacudido el país en los últimos días.

El movimiento No Kings, uno de los principales organizadores de las manifestaciones contra las redadas, ha convocado más de 2,000 protestas a nivel nacional, programadas para este 14 de junio. Las movilizaciones buscan presionar a la Casa Blanca para que se suspendan por completo los operativos y se establezcan garantías migratorias para trabajadores esenciales.