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Trump refuerza su presión para quitarle a México el partido inaugural del Mundial 2026

Ciudad de México— La relación entre el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, y el mandatario estadounidense, Donald Trump, ha cobrado relevancia en el contexto del Mundial 2026, que será organizado por Estados Unidos, México y Canadá. Desde su presencia en la toma de protesta de Trump en enero hasta sus recientes reuniones en Qatar, el republicano ha mostrado un interés estratégico en el evento deportivo, particularmente en la distribución de los partidos clave.

A comienzos de mayo, Trump encabezó la primera reunión de trabajo sobre el Mundial, donde se sentó junto a Infantino para discutir los beneficios económicos que el torneo traerá a Estados Unidos. Se estima que la justa generará al menos 5,000 millones de dólares para la economía estadounidense, una cifra que el republicano también abordó en su encuentro con el primer ministro canadiense, Mark Carney.

Sin embargo, en México crece la preocupación de que Trump esté utilizando su influencia para quitarle al país el partido inaugural, previsto en el Estadio Azteca. La inquietud se ha intensificado tras el asesinato de dos asesores de la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, un crimen que podría alimentar la narrativa del republicano sobre la inseguridad en la capital mexicana.

El ataque, ocurrido en plena Calzada de Tlalpan, una de las principales rutas de acceso al Estadio Azteca, ha generado un impacto político y de seguridad que podría afectar la imagen de México ante la FIFA. La seguridad es uno de los temas críticos que el organismo ha planteado a las autoridades mexicanas, junto con la modernización de los estadios y la mejora del transporte público.

La secretaria de Seguridad Interior de Estados Unidos, Kristi Noem, ha sido clave en estas negociaciones. En una reunión reciente con la presidenta Claudia Sheinbaum en Palacio Nacional, Noem solicitó un incremento en las deportaciones de capos hacia Estados Unidos y la implementación de una ley para recabar datos biométricos de los asistentes al Mundial. Estas exigencias reflejan la creciente presión de Washington sobre México en materia de seguridad.

Mientras el gobierno mexicano busca garantizar que el partido inaugural se mantenga en el Estadio Azteca, la influencia de Trump sobre la FIFA y su estrategia de presión podrían modificar el panorama. La disputa por la sede del primer partido del Mundial 2026 se ha convertido en un tema de relevancia política y diplomática, con implicaciones que van más allá del fútbol.