Por Redacción Especial

La noche del sábado 28 de junio, el exgobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, fue captado en el centro nocturno Plan B, ubicado en una zona exclusiva de la capital del estado. En videos que circularon ampliamente en redes sociales, se le ve bailando animadamente al ritmo de “En la frontera”, tema interpretado por su amigo personal, el fallecido Juan Gabriel.

La escena, que podría parecer trivial, ha generado una ola de indignación pública. No solo por el contexto festivo, sino por el momento en que ocurre: apenas dos días después de que una Corte de Estados Unidos lo absolviera de los cargos por presunto enriquecimiento ilícito y lavado de dinero relacionados con la adquisición de al menos 50 propiedades en ese país A B.

⚖️ Absolución en EE.UU., procesos pendientes en México

El fallo, emitido por el juez Rubén Morales en El Paso, Texas, concluyó que ni Duarte ni el gobierno de Chihuahua —entonces encabezado por Javier Corral— lograron aportar pruebas suficientes para sostener las acusaciones. La sentencia sumaria no solo exoneró a Duarte, sino que obligó a Corral a cubrir los costos legales del proceso A.

Sin embargo, Duarte aún enfrenta múltiples procesos judiciales en México, incluyendo denuncias por peculado, desvío de recursos públicos y uso de empresas fachada durante su mandato (2010–2016). La Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) y la Fiscalía General de la República (FGR) mantienen abiertas investigaciones por triangulación de fondos y enriquecimiento no justificado C.

📸 Popularidad en ascenso… ¿o cinismo institucionalizado?

Lo que más ha sorprendido no es solo su presencia en un antro, sino la normalización de su figura en espacios públicos. Según reportes locales, jóvenes hicieron fila para tomarse selfies con él, mientras funcionarios municipales como una síndica y un regidor de Parral lo acompañaban en la pista D.

La escena ha sido interpretada por analistas como un símbolo de la impunidad institucionalizada: un exgobernador acusado de desviar millones de pesos, bailando en público, rodeado de simpatizantes y sin restricciones legales aparentes.