En el marco del segundo aniversario de la trágica muerte de cuatro personas en Cerocahui, municipio de Urique, las autoridades de seguridad pública informaron sobre el desmantelamiento de la célula delictiva que operaba en la región bajo el mando de José Noriel Portillo Gil, conocido como «El Chueco».
El secretario de Seguridad Pública Estatal, Gilberto Loya Chávez, declaró que, a pesar de los avances, aún está pendiente la detención de ocho individuos presuntamente vinculados con el asesinato de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales y Joaquín César Mora Salazar, el guía de turistas Pedro Eliodoro Palma, y el beisbolista Paul Osvaldo Berrelleza Rábago.
«Se trata de personas en los niveles más bajos de la estructura, sin autoridad significativa dentro de la célula delictiva,» explicó Chávez, enfatizando que la búsqueda se ha ampliado fuera de la región de Urique ante la posibilidad de que estos elementos hayan abandonado el área.
El crimen que conmocionó a la comunidad ocurrió entre el 19 y 20 de junio de 2022. Según relatos oficiales, la cadena de eventos se desató cuando «El Chueco» ordenó secuestrar a Paul Osvaldo Berrelleza Rábago, tras una derrota en un partido de béisbol local donde el equipo patrocinado por el líder criminal había perdido.
El siguiente día, en un estado presuntamente de intoxicación, Portillo Gil se encontraba en un restaurante cuando se cruzó con el guía de turistas Pedro Palma, a quien amenazó y posteriormente persiguió con la intención de quitarle la vida. Palma buscó refugio en la iglesia del pueblo, donde los sacerdotes jesuitas intentaron protegerlo. Sin embargo, no solo Palma murió allí, sino también los clérigos, cuyos cuerpos fueron retirados de la escena y hallados días más tarde en la serranía.
Este suceso subrayó la violencia penetrante en la región y la frágil seguridad en áreas rurales. La intervención del Estado ha menguado la actividad de esta célula, pero la captura de los remanentes sigue siendo una prioridad para garantizar justicia y recuperar la paz en Urique.