La ola de violencia que azota la ciudad fronteriza de Ojinaga ha alcanzado un nuevo y escalofriante episodio. El fiscal general del estado, César Jáuregui Moreno, confirmó el hallazgo de 11 cuerpos sin vida y dos de ellos decapitados a las afueras de las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), un sitio que se ha convertido en testigo de la brutalidad del crimen organizado que opera en la región.

El descubrimiento de los cuerpos estuvo acompañado de una manta firmada por el grupo criminal conocido como «La Línea», en la cual se tacha a las víctimas de «traidores». Este mensaje, críptico y amenazante, refleja el implacable control que los grupos del narcotráfico buscan imponer sobre la plaza de Ojinaga, un punto estratégico en el tráfico de drogas y otros ilícitos debido a su cercanía con la frontera estadounidense.

Hasta el momento, las autoridades locales y estatales se encuentran en la escena del crimen, realizando el levantamiento de evidencia y procesando los vestigios periciales en un intento por identificar a los responsables de este brutal ataque. Según informó el fiscal Jáuregui, estos hechos delictivos se atribuyen a la violenta disputa entre cárteles por el control de las actividades ilícitas en la zona.

Este evento, uno más en la larga lista de actos violentos que han sacudido a Ojinaga en los últimos días, es un recordatorio del peligroso nivel de poder que las organizaciones criminales continúan ejerciendo en el estado de Chihuahua. La población vive con el temor constante de quedar atrapada en medio de estas guerras territoriales que dejan a su paso terror y desolación.

El fiscal Jáuregui Moreno enfatizó que el gobierno estatal reforzará la seguridad en la región, buscando frenar la escalada de violencia que ha convertido a la ciudad en un foco rojo. Sin embargo, la lucha por la plaza entre grupos rivales como «La Línea» deja claro que esta batalla está lejos de llegar a su fin.