Matachines llenan de color y fervor el Centro Histórico en su camino al Santuario de Guadalupe
El Centro Histórico se convirtió en el escenario de una vibrante manifestación de fe y tradición cuando un grupo de matachines, provenientes del Templo de Santo Niño, llegó al primer cuadro de la ciudad como parte de su peregrinación hacia el Santuario de la Virgen de Guadalupe.
Al ritmo de tambores y danzas llenas de energía, alrededor de 50 bailarines recorrieron la calle Victoria, bajo la mirada atenta de cientos de familias que se congregaron para presenciar su paso. Los espectadores, algunos de ellos movidos por la emoción, aplaudieron y fotografiaron el contingente, que llenó las calles de color y sonidos tradicionales.
A pesar del esfuerzo físico y el cansancio, los matachines continuaron su recorrido impulsados por su profunda devoción. La peregrinación, que también incluyó a numerosos feligreses —en su mayoría adultos mayores—, destacó por la unidad y el fervor de los participantes, quienes no dejaron de acompañar a los danzantes en ningún momento.
“Es un sacrificio, pero también un honor”, comentó uno de los bailarines al ser abordado por los asistentes. “Esta tradición es nuestra forma de agradecer y de mostrar nuestra fe”.
El camino hacia el Santuario es largo, pero la fortaleza espiritual y el compromiso de los matachines demostraron que la fe y la tradición son capaces de superar cualquier obstáculo. Este tipo de manifestaciones, propias de las celebraciones en honor a la Virgen de Guadalupe, representan una de las expresiones culturales y religiosas más importantes de la región, que año con año sigue viva en los corazones de los fieles.


