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Amador en la cuerda floja: tensiones en Palacio tras el golpe del Tesoro a Vector

La presión al interior del gobierno sobre el secretario de Hacienda, Edgar Amador, ha escalado a niveles críticos tras las acusaciones del Departamento del Tesoro de Estados Unidos contra los bancos CI e Intercam y la casa de bolsa Vector por su presunta colaboración en esquemas de lavado de dinero.

Aunque el golpe recayó en estas instituciones, la molestia dentro del obradorismo se concentra en el propio Amador, a quien acusan de haber generado expectativas sobre una “buena relación” con el secretario del Tesoro, Scott Bessent, y con Jerome Powell, presidente de la Reserva Federal, que supuestamente blindaría al sistema financiero mexicano frente a sanciones internacionales.


Las tensiones no son menores. Vector gestiona asuntos personales de varias figuras influyentes de la 4T, y pese a la presión para evitar su intervención, Amador mantuvo su decisión, supuestamente respaldado por pruebas irrebatibles desde Washington. La narrativa de distensión que busca imponerse se refleja en el nombramiento de Hugo López-Gatell en la OMS, un movimiento que intenta reconectar con los sectores más duros del movimiento después del descalabro reputacional que generó el caso Vector.


Pero este episodio parece ser solo la punta del iceberg: las tensiones previas por la cercanía de Amador con el exjefe de Gobierno Miguel Ángel Mancera, su supuesta participación indirecta en maniobras electorales en Sinaloa y su postura tecnocrática respecto al gasto público —en especial, el recorte al financiamiento de obras emblemáticas del sexenio anterior— han alimentado un malestar acumulado que ahora amenaza con romper equilibrios internos.


En medio de este escenario, Amador prepara un viaje a Washington para renegociar canales diplomáticos y suavizar el nerviosismo financiero. Se espera que durante su visita se planteen cambios urgentes en la CNBV y la UIF, abriendo así un nuevo capítulo en el reacomodo de poder dentro del gabinete.

Desde la acusación del Tesoro estadounidense contra tres instituciones financieras mexicanas, las críticas desde los sectores más afines a López Obrador no han cesado. Culpan a Amador de haber confiado excesivamente en su relación con altos funcionarios estadounidenses, relación que no evitó el golpe externo. Su negativa a proteger a Vector —a pesar de las presiones— ha sido leída como una traición por sectores de la 4T, especialmente porque la casa de bolsa gestiona activos de figuras cercanas al expresidente.

La intervención a la casa de bolsa Vector —cercana a actores clave del obradorismo— desató un sismo interno en el gobierno mexicano que ha puesto al secretario de Hacienda, Edgar Amador, en el centro de la tormenta.

Internamente, también pesan sus vínculos con Miguel Ángel Mancera, sus decisiones fiscales que afectan obras insignia del pasado sexenio y sus comentarios incómodos durante la última Convención Bancaria. Como gesto político, se anunció la designación de Hugo López-Gatell en la OMS, y se espera que el viaje inminente de Amador a Washington reactive puentes diplomáticos y evite mayor volatilidad.

La tensión escala y el margen de maniobra de Amador se reduce. Washington será la próxima estación de un conflicto que aún no da señales de enfriamiento.