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Aranceles mexicanos ponen en jaque exportaciones automotrices de India


México aprobó un aumento de aranceles de importación para automóviles del 20% al 50%, lo que impactará directamente exportaciones indias por más de 1,000 millones de dólares y obligará a fabricantes como Volkswagen, Hyundai, Nissan y Maruti Suzuki a replantear su estrategia en el país.

La decisión

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum anunció que a partir de 2026 se aplicará un arancel de hasta 50% a automóviles provenientes de países sin tratados comerciales con México, como India y China. La medida busca proteger la industria nacional y el empleo, pero también responde a la presión de Estados Unidos para que México reduzca su dependencia de importaciones chinas.

El impacto económico

• 1,000 millones de dólares en riesgo: es el valor de las exportaciones automotrices indias hacia México.
• Fabricantes afectados: Volkswagen, Hyundai, Nissan y Maruti Suzuki, que utilizan México como plataforma clave para América Latina.
• México como mercado estratégico: es el tercer destino de exportación de autos indios, después de Sudáfrica y Arabia Saudita.

Reacciones en India

La Sociedad de Fabricantes de Automóviles de la India (SIAM) envió una carta al Ministerio de Comercio indio solicitando presionar a México para mantener el statu quo. El documento advierte que el aumento arancelario tendrá un impacto directo en la competitividad y en la cadena de suministro, obligando a las empresas a reconsiderar su presencia en México.

La medida se da en un escenario de tensiones comerciales globales:

• Estados Unidos exige a México limitar sus vínculos con China.
• Empresarios mexicanos advierten que los aranceles incrementarán los costos y afectarán al consumidor final.
• India evalúa si responder con medidas similares o buscar acuerdos bilaterales para proteger su industria.


El gobierno mexicano asegura que protege el empleo nacional, pero la realidad es que los aranceles parecen más un muro de humo que un escudo económico. Mientras se presume soberanía comercial, la decisión huele más a obediencia a Washington que a estrategia industrial propia. En otras palabras, México dice defender su manufactura, pero termina actuando como el dealer obediente en el mercado global, cobrando caro a quien no firmó el tratado correcto.