Ejes rectores del Paquete Económico 2026
Redaccción por César Olvera
El Paquete Económico entregado por Edgar Amador no solo busca estabilizar las finanzas públicas, sino también consolidar el giro político hacia una economía más inclusiva y resiliente.
Los tres pilares declarados por Hacienda son:
• Estabilidad macroeconómica
• Fortalecimiento de la inversión pública
• Ampliación de programas sociales prioritarios
Proyecciones clave
Indicador 2025 (estimado) 2026 (proyectado)
Crecimiento del PIB 1.0% 1.8–2.8% (media: 2.3%)
Inflación 3.8% 3.0%
Tasa de interés Banxico 7.25% 6.0%
Tipo de cambio (MXN/USD) 19.9 18.9
Precio del petróleo 62 USD/barril 54.9 USD/barril
Déficit fiscal (RFSP) 4.3% del PIB 4.1% del PIB
Ingresos y gasto público
• Ingresos totales estimados: $8.72 billones de pesos
o Tributarios: $5.8 billones
o Petroleros: $1.2 billones
o Organismos públicos (IMSS, CFE, ISSSTE): $1.3 billones
o No tributarios ni petroleros: $404.8 mil millones
• Gasto neto total: $10.11 billones
o Gasto programable: $7.01 billones
Pensiones y jubilaciones: $1.7 billones
Gasto de inversión: $1.25 billones
o Gasto no programable: $3.09 billones
Reforma fiscal y combate a la evasión
La estrategia tributaria se endurece con medidas como:
• Penalización más severa a la emisión de facturas falsas
• Responsabilidad compartida con agentes aduanales por subvaluación de mercancías
• Digitalización y modernización del SAT y aduanas
• Ajuste al IEPS en tabacos y bebidas azucaradas con fines recaudatorios y de salud pública
Pemex y energía
• Transferencia federal a Pemex: $263.5 mil millones, casi el doble que en 2025
• Condicionada a mejoras equivalentes en su balance financiero
• No se contabiliza como déficit público si Pemex cumple con el ajuste
Programas sociales y bienestar
El presupuesto social representa el 3% del PIB y busca cubrir al 82% de las familias mexicanas. Entre los programas destacados:
Programa Presupuesto 2026
Pensión Adultos Mayores $526,508 millones
Pensión Mujeres Bienestar $56,969 millones
Personas con Discapacidad $36,266 millones
Jóvenes Construyendo el Futuro $25,173 millones
Becas Benito Juárez $184,595 millones
Sembrando Vida $40,664 millones
La Escuela es Nuestra $26,000 millones
Infraestructura estratégica
Se destinan recursos a proyectos clave para conectividad y desarrollo:
• Tren Maya: $30 mil millones
• Trenes México–Querétaro y AIFA–Pachuca: $104.5 mil millones
• Obras hidráulicas: $20.7 mil millones
• Carreteras y caminos: $27.7 mil millones
Este presupuesto no solo es una hoja de ruta financiera, sino un manifiesto político que busca consolidar el modelo económico de la administración Sheinbaum: más redistributivo, más vigilante fiscalmente, y con una apuesta clara por la inversión pública y la soberanía energética
Presupuesto 2026: optimismo oficial, realidad fiscal
El Paquete Económico 2026 llega con el entusiasmo de quien promete adelgazar sin dejar el pan dulce.
Edgar Amador proyecta un crecimiento de hasta 2.8% del PIB, mientras el mercado apenas concede un 1.4%. ¿Optimismo técnico o voluntarismo político? Difícil saberlo, pero el desfase ya anticipa una narrativa más aspiraciones que realista.
La consolidación fiscal, que debía ser el eje rector del sexenio, se aplaza otra vez. El déficit cerrará 2025 en 4.3% del PIB, lejos del 3.9% prometido por Ramírez de la O. Para 2026 se espera un tímido ajuste a 4.1%, lo que sigue siendo alto para un país que presume disciplina macroeconómica. Recordemos que en 2023 el déficit fue de 3.2%, y en 2021 apenas 2.9%. La tendencia es clara: el gasto crece más rápido que los ingresos.
Y hablando de gasto, Pemex vuelve a ser el hijo consentido. Recibirá $263.5 mil millones en transferencias, casi el doble que en 2025. El argumento oficial es que este apoyo no impactará el déficit porque Pemex “mejorará su balance financiero en la misma magnitud”. Una afirmación que, sin cifras verificables ni compromisos públicos de la empresa, suena más a acto de fe que a política fiscal.
En ingresos, Hacienda presume un aumento de 6.3% real, impulsado por la recaudación tributaria. Pero el motor no es una reforma estructural, sino el ajuste al IEPS en cigarros y refrescos. Es decir, el presupuesto se apoya en que los mexicanos sigan fumando y tomando Coca-Cola, mientras se les castiga por hacerlo. El doble objetivo de “promover hábitos saludables” y “compensar el gasto en enfermedades crónicas” es loable, pero no deja de ser fiscalmente oportunista.
El tipo de cambio proyectado en 18.9 pesos por dólar también merece escepticismo. En los últimos tres años, el peso ha oscilado entre 17.5 y 20.2, dependiendo de factores externos como tasas de interés en EE.UU. y precios del petróleo. Apostar por una apreciación sostenida sin blindajes estructurales es, otra vez, una jugada arriesgada.
Finalmente, el gasto neto total será de $10.11 billones, con un aumento de 5.9% real. Se destinan $987 mil millones a programas prioritarios, lo que refuerza el enfoque social del gobierno. Pero sin una base tributaria más robusta ni una reforma fiscal integral, el modelo se sostiene en transferencias, deuda y petróleo. Y eso, como sabemos, no es sostenible.
Impacto en la política económica general
La prolongación del déficit y el aplazamiento de la consolidación fiscal sitúan a la política económica en un entorno más expansivo de lo previsto inicialmente. En lugar de aliviar la presión sobre la deuda pública, el gobierno opta por mantener un estímulo fiscal moderado que busca apuntalar el crecimiento y sostener la inversión social, pero al costo de una mayor vulnerabilidad ante choques externos.
1. Estilo de la política fiscal
El presupuesto refuerza un sesgo expansivo con un déficit proyectado de 4.1 % del PIB para 2026, apenas 0.2 puntos menos que el estimado de cierre de 2025.
• Concentra recursos en programas sociales y transferencias a Pemex, antes que en recortes de gasto o reforma estructural.
• Depende de aumentos de recaudación vía IEPS y combate a la evasión, más que de una ampliación profunda de la base tributaria.
Este diseño otorga mayor discrecionalidad al Ejecutivo para impulsar medidas anti cíclicas, pero compromete la disciplina fiscal a mediano plazo.
2. Repercusiones en la política monetaria
Una política fiscal expansiva condiciona a Banxico a mantener tasas elevadas para contener presiones inflacionarias:
• El mercado espera que la tasa caiga de 7.25 % a 6 % en 2026, siempre y cuando el déficit no se desborde.
• Si Hacienda no ajusta gasto o ingresos, Banxico podría retrasar recortes y prolongar el costo del crédito.
El diálogo entre Hacienda y Banco de México cobra mayor importancia para alinear metas de inflación (3 % en 2026) con la ruta de financiamiento público.
3. Percepción y confianza de los mercados
Los inversionistas y calificadoras vigilan de cerca la trayectoria de la deuda pública:
• Un déficit persistente en torno al 4 % mantiene la ratio deuda/PIB cerca de niveles que, si bien son manejables, elevan la prima de riesgo.
• La apuesta por una apreciación del peso a 18.9 MXN/USD puede verse frustrada si la disciplina fiscal flaquea.
Un ajuste fiscal más audaz habría reforzado la credibilidad, pero el gobierno ha optado por un enfoque gradualista.
4. Sostenibilidad y finanzas públicas
El auge en gasto (5.9 % real) sin reformas estructurales prolonga la dependencia del petróleo y de endeudamiento:
• Pemex recibirá 263.5 mil mdp, lo que alivia su pasivo inmediato, pero perpetúa su rol de “respaldo” presupuestario.
• Sin una reforma energética integral ni diversificación de ingresos, la hoja de ruta sigue siendo vulnerable a la volatilidad del crudo (proyectado en USD 54.9/barril).
La consolidación fiscal se pospone al filo de la navaja: cualquier empeoramiento externo podría forzar ajustes bruscos.
5. Impulso a políticas sectoriales
La distribución del gasto refuerza prioridades sociales e infraestructura, pero limita maniobra en otros rubros:
• Programas sociales absorben el 3 % del PIB, apuntalando el bienestar, pero tensionando el financiamiento futuro.
• Proyectos de conectividad (Tren Maya, carreteras) reciben recursos dispersos que podrían beneficiarse de una estrategia articulada de largo plazo.
Las decisiones sectoriales refuerzan la visión redistributiva, aunque dejan fuera la discusión sobre eficiencia del gasto.
La radiografía final muestra una política económica que apuesta por el estímulo fiscal y la protección a Pemex, confiando en que un entorno externo más benigno y la recaudación vía IEPS cierren el hueco fiscal. El reto: no perder el ancla de la disciplina presupuestaria sin sacrificar el impulso social y de inversión.

