Tras meses de dura negociación, el acuerdo fronterizo alcanzado en el Senado ya cosecha rechazos por derecha e izquierda. El trumpismo se resiste a «regalarle» a Joe Biden un acuerdo en la Cámara de Representantes. En simultáneo, las organizaciones de inmigrantes y Derechos Humanos objetan el endurecimiento en la política fronteriza que incluye el proyecto.


El republicano y presidente de los Representantes, Mike Johnson, resumió con crudeza el problema para la Casa Blanca. Dijo que el acuerdo estaba «muerto al llegar». Lo declaró inmediatamente después de que el texto fuera publicado. Johnson atacó el proyecto bipartidista por considerarlo demasiado débil. En las últimas horas, referentes del trumpismo se sumaron y potenciaron el rechazo.


El empresario y ex candidato a presidente republicano Vivek Ramaswamy afirmó que «no necesitamos una nueva ley fronteriza, sino un nuevo presidente que haga cumplir las leyes existentes». Ramaswamy aspira a ser el candidato a vice de Trump. El representante de Florida Carlos Giménez, alfil latino de MAGA en el Congreso, afirmó: «Biden no necesita otro proyecto de ley, ¡solo necesita restaurar las políticas fronterizas de sentido común del presidente Trump!».


Los senadores de Florida también fueron críticos sobre el compromiso alcanzado, y el cubano estadounidense Marco Rubio anticipó su voto como «un NO fácil».


El acuerdo impulsado por Biden fue difundido el domingo a la noche. Los senadores dieron el proyecto que incluye una reforma fronteriza y un paquete de ayuda exterior para Ucrania e Israel.

El texto otorga 118.000 millones de dólares al presidente Biden y amplios poderes para restringir los cruces de inmigrantes ilegales en la frontera sur. De ese total, 23.000 millones son partidas destinadas a la seguridad en la frontera.

Pero el entendimiento también volvería más estrictos los estándares de evaluación, con menos margen para que los inmigrantes se establezcan en Estados Unidos mientras se deciden sus solicitudes de asilo y reformas destinadas a resolver los casos en meses en lugar de años.


El representante de


Por izquierda, la iniciativa ya acumuló rechazos. La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés) aseguró que el acuerdo «convertiría en ley permanente las políticas antiinmigrantes extremas favorecidas por Trump a cambio de fondos de ayuda extranjera no relacionados».


Para ACLU, la solicitud de asilo está protegida por el derecho internacional y nacional. «No se equivoquen: estas medidas son dañinas, ineficaces y perjudicarán a las familias que durante mucho tiempo han sido parte de nuestras comunidades, así como a las personas que vienen a los Estados Unidos por primera vez», concluyeron desde la organización.


Para fortalecer su postura, Biden mantuvo una charla telefónica con el mexicano Andrés Manuel López Obrador. El presidente demócrata le agradeció a AMLO por el apoyo operativo de México y por las medidas tomadas para disuadir la migración irregular. «Acordaron mantener la cooperación estrecha entre nuestros dos gobiernos que tiene por objeto mejorar las vidas de estadounidenses y mexicanos y promover oportunidades en todo el hemisferio occidental», comentaron desde el Departamento de Estado.


La encrucijada que atraviesa Biden tiene un perjudicado indirecto: el presidente ucraniano Volodymir Zelensky. El auxilio financiero de 61.000 millones de dólares impulsado por la Casa Blanca se encuentra empantanado en el Senado.


«Estamos dándole un montón dinero a Ucrania para que defiendan su frontera, pero nosotros no defendemos la nuestra. Cuando Trump vuelva a la Casa Blanca, va a negociar rápidamente para que se acabe el conflicto

«Estamos dándole un montón de dinero a Ucrania para que defiendan su frontera, pero nosotros no defendemos la nuestra», se quejó el comisionado del condado de Miami-Dade, Kevin Cabrera, el principal vocero y armador de Trump en el amplio universo de los votantes latinos. Cabrera le dijo que cuando el republicano vuelva al poder, va a negociar rápidamente para que se acabe el conflicto.


Estados Unidos es el país que por lejos dio más apoyo logístico, financiero y militar a Kiev. En ese contexto, el presidente de Ucrania dijo en las últimas horas que se necesitaba una amplia revisión del liderazgo militar y civil del país para reiniciar el esfuerzo bélico contra Rusia, sugiriendo que era inminente una gran reorganización de su gobierno.
«Es necesario un reinicio, un nuevo comienzo», dijo Zelensky al medio de comunicación italiano Rai News. «Tengo algo serio en mente, que no tiene que ver con una sola persona, sino con la dirección de la dirección del liderazgo del país», concluyó de forma enigmática.

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