En una escalada sin precedentes, Irán disparó seis misiles balísticos contra la base aérea estadounidense de Al Udeid en Qatar, en respuesta a los recientes ataques de EE.UU. a instalaciones nucleares iraníes. Explosiones sacudieron Doha y el espacio aéreo fue cerrado.


La madrugada del lunes 23 de junio, el Golfo Pérsico volvió a ser epicentro de tensiones geopolíticas. Según reportes de Axios y confirmaciones de medios como El Independiente y La Voz, Irán lanzó seis misiles balísticos contra la base aérea de Al Udeid, en Qatar, que alberga a más de 10,000 militares estadounidenses y británicos.

El ataque, parte de la operación iraní denominada “Tidings of Victory” o “Anuncio de Victoria”, fue una represalia directa a los bombardeos estadounidenses sobre tres instalaciones nucleares iraníes, ordenados días antes por el presidente Donald Trump. Minutos antes del impacto, Qatar cerró su espacio aéreo como medida preventiva, y testigos reportaron explosiones y destellos en el cielo de Doha.

Aunque aún no se han confirmado víctimas ni daños materiales, el Pentágono había advertido sobre una amenaza “creíble” desde el 17 de junio, lo que llevó a evacuar parcialmente la base. Embajadas occidentales en Doha emitieron alertas de resguardo, mientras que la comunidad internacional pide contención ante el riesgo de una confrontación regional más amplia.


 La base de Al Udeid es un punto estratégico para el Comando Central de EE.UU. (CENTCOM) en Medio Oriente. El ataque ocurre en un momento de creciente tensión entre Washington y Teherán, con Qatar en una posición diplomática delicada: aliado militar de EE.UU., pero con vínculos estables con Irán.


El lanzamiento de misiles por parte de Irán marca un punto de inflexión en la crisis regional. Mientras las potencias intentan evitar una guerra abierta, el intercambio de fuego directo entre dos actores clave en el Golfo reaviva los temores de una escalada mayor. La pregunta ya no es si habrá consecuencias, sino cuán lejos llegarán.