Muchas veces sucede que cuando nos tomamos unas fotos, el resultado que vemos no nos agrada mucho, es como si la cámara fuese capaz de sacar siempre nuestro peor ángulo.

Solemos reconocemos y hasta gustamos ante el espejo, pero no pasa lo mismo cuando vemos una foto que nos tomamos ¿Cómo es posible eso? ¿Quién nos miente, nuestros ojos, nuestro espejo o la cámara? Aquí te dejamos algunos de los motivos que los expertos señalan.

I. Una expectativa alta

La autovaloración es la imagen que tenemos de nosotros mismos con todo aquello que nos gustaría ser o muchas veces lo que creemos que deberíamos ser. Muchas veces el nivel de exigencia en cuanto a comparaciones estéticas no son las más adecuadas a la realidad.

Si nos comparamos con alguien más siempre nos sentiremos inferiores y por eso, al ver la foto que se tomó, podemos pensar que salimos “feos”. Ten siempre en cuenta que esa imagen que observas en una revista es fruto de cierta iluminación, maquillaje, ángulo y hasta un proceso de post producción.

II. La cámara no es un ojo

¿Alguna vez has culpado a la cámara por la mala foto tomada? déjame decirte que no estas tan equivocado.

Las lentes de las cámaras pueden hacer que la imagen se vea ligeramente diferente a la que percibimos. Un ejemplo: nos puede mostrar elementos lejanos mucho más pequeños de lo que los vemos en la realidad.

Actualmente las cámaras suelen tener algoritmos y efectos automáticos que pueden modifican la luminosidad, la nitidez, incluso hasta los contrastes de colores, esto puede ayudar cuando queremos captar un paisaje, pero no pasa lo mismo con el rostro.

III. La perspectiva

Otra de las razones es la perspectiva. Solemos observar nuestro rostro en un espejo, de manera más cercana, siempre a la altura de nuestros ojos, de manera frontal y ligeramente elevada, pero no tenemos una idea clara de cómo se ve nuestro aspecto a la distancia, desde más abajo o desde arriba, es decir, conocernos desde diferentes ángulos.

IV. Efecto de Mera Exposición

La razón psicológica más importantes está relacionada con el efecto de mera exposición ¿A qué se refieren con esto? Pues bien, se refiere al fenómeno psicológico según el cual nuestro agrado o desagrado aumenta o disminuye respectivamente, con la exposición repetida, es decir, aceptamos nuestra imagen repetida que observamos todas las mañanas en el espejo, pero no aquellas que muestran las fotos, esto es porque no estamos acostumbrados a observarnos así, a esa perspectiva y nos parece algo diferente a lo que diariamente vemos.

Quizá si te das oportunidad de aceptar una nueva forma de vernos, amaras más tomarte fotos y aceptar tu imagen real.

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