El legado de Ozzy Osbourne, vocalista de Black Sabbath, no solo se forjó en los escenarios del rock, sino también en una de las relaciones más polémicas del espectáculo: su matrimonio con Sharon Osbourne. Juntos protagonizaron una historia marcada por el amor, las adicciones, infidelidades y hasta episodios de violencia, pero también por una lealtad que los mantuvo unidos durante más de cuatro décadas.

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Su historia de amor inició entre conciertos, aeropuertos y festivales, donde Ozzy quedó cautivado por la personalidad de Sharon. La conexión se consolidó cuando ella decidió convertirse en su mánager tras su salida de la banda, dando origen no solo a una exitosa carrera como solista, sino a una vida en común llena de altibajos y complicidades.

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Sin embargo, su relación estuvo lejos de ser idílica. Ambos confesaron haber considerado el suicidio en distintas etapas de su vida. En medio de adicciones, peleas e infidelidades por parte del músico —quien incluso enfrentó arresto por violencia doméstica— la pareja encontró formas de sanar. Ozzy llegó a recibir tratamiento por adicción al sexo y juntos hicieron un pacto de eutanasia en caso de que alguna enfermedad degenerativa los afectara, como el Parkinson que él fue diagnosticado en 2019.

Pese a todo, su vínculo fue inquebrantable. Se casaron en 1982, renovaron votos y formaron una familia con tres hijos. En los momentos más duros, Sharon lo cuidó con devoción, demostrando que su amor, por más tormentoso que fuera, también estuvo lleno de entrega y redención.