Ariana Grande brilló en el Palm Springs Film Festival al recibir el premio “Rising Star”, un reconocimiento que llega en un momento crucial de su carrera. Luciendo un vestido balón de Louis Vuitton y un bolso vintage Takashi Murakami Speedy, la cantante y actriz mostró un estilo que combinó lo clásico con lo audaz. Sin embargo, lo que realmente capturó las miradas fue su peinado: un flequillo corto inspirado en Audrey Hepburn, que complementó su melena rubia, tonalidad adoptada para su papel en la adaptación cinematográfica de Wicked. Este cambio marcó un alejamiento de su icónico estilo con raya al costado, evocando un aire retro sofisticado.

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Durante su discurso, Ariana sorprendió con su humor característico, agradeciendo entre risas a sus “buenos amigos Botox y Juvéderm”. Reveló que lleva cuatro años sin recurrir a tratamientos estéticos, aunque no descarta retomarlos si lo considera necesario. Esta confesión destacó su enfoque honesto hacia los estándares de belleza en Hollywood, una industria que constantemente impone expectativas físicas casi inalcanzables. Su tono ligero y transparente invita a una conversación más abierta sobre los procedimientos cosméticos y su impacto en la autoestima.

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Un día después, Ariana reafirmó este nuevo estilo en los Creative Impact Awards, dejando claro que su flequillo no es una decisión pasajera. Inspirada en íconos del cine clásico como Hepburn, Grande presenta una reinterpretación contemporánea que dialoga con las tendencias actuales. Este cambio estético refleja no solo su evolución personal, sino también su capacidad para influir en la moda y la cultura pop, consolidándose como una figura clave en ambas esferas.