David Bowie y Michael Jackson marcaron un antes y un después en la historia de la música. Aunque sus estilos y épocas eran distintos, durante la década de los 80 ambos lucharon por la cima de las listas de éxitos. Este enfrentamiento no solo definió sus carreras, sino que también reestructuró la industria musical. A pesar de que nunca colaboraron ni tuvieron un conflicto directo, sus trayectorias estuvieron profundamente entrelazadas.

También te puede interesar: Jamie Lee Curtis dona $1 millón a víctimas de incendios en California

El primer encuentro entre ambos, en una fiesta organizada por la familia Jackson en 1971, dejó una impresión curiosa. Según Janet Jackson, Bowie, ya encarnando a Ziggy Stardust, ofreció drogas a Michael y Randy Jackson, quienes declinaron. Este episodio, aunque anecdótico, simbolizó las diferencias entre sus mundos. Sin embargo, años después, los dos artistas protagonizaron una intensa batalla en las listas: el éxito comercial de Let’s Dance llevó a Bowie a nuevos niveles de popularidad, mientras Thriller consolidaba a Jackson como una superestrella global.

También te puede interesar: Estreno en 2025: «Stranger Things 5» Temporada Final

En 1983, Bowie mostró su compromiso con la inclusión al cuestionar públicamente a MTV por su falta de representación de artistas negros, lo que ayudó a abrir espacio para Jackson en la cadena. A pesar de esta colaboración indirecta, la rivalidad artística persistió, especialmente en el ámbito de los videoclips. Mientras Bowie experimentaba con nuevos formatos, Jackson rompió barreras con el video de Thriller, estableciendo un estándar que Bowie intentaría igualar sin el mismo impacto.

Su rivalidad, aunque tácita, dejó una huella imborrable en la música, demostrando cómo dos genios pueden inspirarse mutuamente mientras redefinen los límites de la creatividad.