El Departamento de Justicia de Estados Unidos despidió de manera inesperada a Maurene Comey, reconocida fiscal federal que lideró investigaciones clave como los casos de Jeffrey Epstein, Ghislaine Maxwell y Sean “Diddy” Combs. La decisión fue comunicada el miércoles 16 de julio sin ofrecerse una explicación oficial, lo que ha desatado fuertes cuestionamientos en los círculos judiciales y políticos.

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Comey, hija del exdirector del FBI James Comey, calificó su despido como un posible acto de intimidación institucional, argumentando que fue ejecutado bajo los poderes presidenciales que contempla el artículo II de la Constitución. En un mensaje público, advirtió que “el miedo es la herramienta del tirano”, y exhortó a sus colegas a no ceder ante presiones externas en el ejercicio de la justicia.

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Durante casi una década en la Fiscalía del Distrito Sur de Nueva York, Maurene se distinguió por su firmeza en casos complejos y su ascenso como jefa de la Unidad de Crímenes Violentos y Organizados. Su despido ocurre en medio de una ola de cambios dentro del Departamento de Justicia y alimenta preocupaciones sobre una posible politización del sistema judicial, especialmente por su historial ligado a figuras controvertidas y su parentesco con un exfuncionario crítico de la administración de Donald Trump.

Hasta ahora, ni la Casa Blanca ni el Departamento de Justicia han ofrecido declaraciones públicas al respecto.