En los años 2000, Sean “Diddy” Combs, una de las figuras más influyentes del entretenimiento, tenía una fijación inusual: quería que los príncipes William y Harry asistieran a sus fiestas. Según su exrepresentante, Rob Shuter, Combs lo instruyó más de diez veces para que extendiera invitaciones a los príncipes, ofreciendo incluso cubrir todos los gastos, incluidos seguridad y alojamiento. A pesar de sus esfuerzos, los príncipes nunca aceptaron, lo que no impidió que Diddy continuara persiguiendo la idea.

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El rapero, que se veía a sí mismo como un “rey” en el mundo del entretenimiento, soñaba con tener a los miembros de la realeza británica en su círculo social. Aunque sus intentos fueron infructuosos, Diddy conservaba fotos enmarcadas de William y Harry en su apartamento, lo que mostraba su persistente fascinación con la realeza. A pesar de sus esfuerzos, Shuter reveló que los príncipes “nunca fueron parte de su mundo”.

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Esta obsesión es solo un aspecto más de la vida llena de polémicas de Sean “Diddy” Combs, cuya reputación ha sido severamente dañada por recientes acusaciones de tráfico sexual y crimen organizado. Lo que alguna vez fueron fiestas glamorosas se han convertido en el foco de investigaciones que revelan un oscuro trasfondo en la vida del artista, eclipsando su exitosa carrera en la música y el entretenimiento.