Lady Gaga, cuyo verdadero nombre es Stefani Joanne Angelina Germanotta, vivió una adolescencia profundamente marcada por el acoso escolar. A pesar de su gran talento y sueños, sufrió humillaciones constantes tanto en la escuela como en la universidad. Incluso en la Universidad de Nueva York, algunos de sus compañeros llegaron a crear un grupo en Facebook titulado “Stefani Germanotta, nunca serás famosa”. Estas burlas afectaron su autoestima y dejaron cicatrices emocionales que la acompañaron durante mucho tiempo.

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Lejos de hundirse, Lady Gaga encontró en la música su refugio. Convirtió su dolor en canciones que hablaban de superación y amor propio. Aunque su camino al éxito no fue sencillo, su música le permitió expresar sus emociones más profundas y conectarse con su audiencia. El bullying que sufrió en su juventud no desapareció mágicamente con la fama; sin embargo, sus experiencias la impulsaron a fundar la Born This Way Foundation en 2012, una organización enfocada en la salud mental y el bienestar de los jóvenes.

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Hoy, además de ser una exitosa cantante y actriz, Lady Gaga es una defensora incansable de la bondad y la autoaceptación. Ha usado su plataforma para alentar a aquellos que enfrentan el acoso, demostrando que, aunque el maltrato deja huellas, también puede ser un motor para la resiliencia y el éxito.