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El terror detrás de “Woman of the Hour”

En los años 70, Rodney Alcala se movía con una fachada de encanto y éxito, mientras cometía una serie de horrendos asesinatos. Este hombre, que aparentaba ser un fotógrafo de moda, escondía tras su sonrisa el perfil de uno de los asesinos en serie más prolíficos de Estados Unidos. Durante más de una década, violó y asesinó a varias mujeres, dejando un rastro de cuerpos y miedo que aún impacta a las autoridades. Su historia cobra aún más relevancia porque, en el apogeo de sus crímenes, Alcala participó en un programa de citas, el famoso The Dating Game.

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La película de Netflix “Woman of the Hour”, dirigida y protagonizada por Anna Kendrick, aborda precisamente este perturbador cruce entre la fama televisiva y la tragedia de sus víctimas. En 1978, mientras seguía matando, Alcala apareció en el programa como un “fotógrafo exitoso” y ganó el favor de la concursante Cheryl Bradshaw, quien luego confesaría haber sentido una “vibra extraña” que le impidió salir con él, salvándole la vida. La película explora no solo los crímenes de Alcala, sino también cómo las dinámicas de género de la época permitieron que un asesino en serie pasara desapercibido en televisión nacional.

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Alcala, que ya había sido condenado por agresión sexual antes de su aparición en The Dating Game, siguió eludiendo a las autoridades por años, utilizando su oficio de fotógrafo como señuelo para atraer a jóvenes mujeres. Finalmente, en 1979, fue capturado tras el asesinato de la niña Robin Samsoe, gracias a la descripción de testigos. Su juicio y condena final en 2010 revelaron la magnitud de sus crímenes, aunque se estima que el número real de sus víctimas podría superar las 130.