Tras años de especulación y teorías conspirativas, el FBI y el Departamento de Justicia de Estados Unidos cerraron oficialmente el caso de Jeffrey Epstein, concluyendo que el magnate financiero se suicidó en su celda en 2019 y que no existía una “lista de clientes” vinculada a su red de explotación sexual. El comunicado, difundido el 7 de julio de 2025, desmiente formalmente cualquier implicación de terceros no acusados y reafirma que las investigaciones anteriores fueron concluyentes.

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El informe detalla que se revisaron horas de grabaciones del centro penitenciario donde Epstein se encontraba detenido, sin encontrar evidencia de ingreso no autorizado la noche de su muerte. Además, luego de examinar más de 300 GB de evidencia física y digital, no se localizaron documentos adicionales que justificaran nuevas imputaciones. Con esto, las autoridades federales desestiman la existencia de cualquier archivo secreto con nombres de figuras poderosas presuntamente involucradas.

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Epstein fue arrestado por última vez en julio de 2019, acusado de encabezar una red de tráfico sexual de menores que operó entre 2002 y 2005 en distintas propiedades dentro y fuera de EE. UU. Aunque en 2008 logró evitar cargos federales con un acuerdo judicial, la magnitud del escándalo resurgió con fuerza años después, convirtiéndose en un caso emblemático de impunidad, poder e injusticia. La conclusión del FBI no ha apagado el debate público, pero sí marca un cierre oficial a uno de los capítulos más oscuros en la historia reciente de los Estados Unidos.