La muerte del empresario Isak Andic, fundador de la marca Mango, ha dado un giro inesperado. En diciembre de 2024, el multimillonario catalán perdió la vida tras caer de un acantilado de 150 metros durante una caminata en la zona de Collbató, Barcelona, acompañado de su hijo Jonathan Andic. En ese momento, la tragedia fue catalogada como un accidente, pero nuevos hallazgos llevaron a los Mossos d’Esquadra a reabrir el caso como un posible homicidio, colocando a Jonathan como el principal sospechoso.

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Las autoridades retomaron la investigación después de detectar incongruencias en las declaraciones de Jonathan y al encontrar indicios relevantes en su teléfono móvil. Los mensajes y llamadas analizados mostraron una relación tensa entre padre e hijo días antes del suceso. Además, la declaración de Estefanía Knuth, pareja del fallecido, reforzó la hipótesis de un posible crimen, al señalar que ambos mantenían conflictos desde 2015, cuando Isak dejó a Jonathan al frente de la empresa y la compañía comenzó a sufrir pérdidas millonarias.

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El Juzgado de Cataluña cambió el estatus de Jonathan de testigo a investigado, aunque esto no implica una condena ni una imputación formal, sino que permite profundizar en la búsqueda de pruebas. Mientras tanto, la familia ha manifestado su apoyo al vicepresidente de Mango y su confianza en su inocencia, pese a que la disputa por la herencia millonaria de Isak Andic continúa generando tensiones entre los herederos y la pareja del empresario. Hasta el momento, no existen pruebas concluyentes que vinculen directamente a Jonathan con la muerte de su padre.